Chincha (Javier Tasayco). – Por el aniversario de Chincha, la municipalidad provincial en la sesión solemne llevada a cabo el pasado 30 de octubre, como es tradicional consideró hacer una serie de reconocimientos y distinciones a ciudadanos que sobresalen por sus logros, trayectoria y aporte al desarrollo de la comunidad, según lo establecido en la Ordenanza N° 002-2015-MPCH.
Para esa ocasión, los profesores y escritores Miguel Pachas Almeyda y José Luis Almeyda Tasayco fueron invitados personalmente y con oficio para un reconocimiento público, el cual fue acordado en sesión de Concejo del 11 de octubre pasado.
Es que, en mérito a la invitación, ambos personajes ilustres acudieron al Centro Cultural Chincha, donde se iba a desarrollar la ceremonia protocolar por el 155° Aniversario de Creación Política de la provincia de Chincha.
La ceremonia comenzó y fueron entregando distinciones a diversas personas. De pronto la sesión culminó y los dos intelectuales continuaron sentados en sus asientos esperando ser llamados por el maestro de ceremonias.
Ante el desaire sufrido, José Luis Almeyda no tuvo otra alternativa que retirarse a la tierra del sol y el buen vino, Sunampe, donde es director de un plantel escolar; mientras que Miguel Pachas Almeyda se dirigió a Lima, donde labora como docente universitario. Ese día pidió permiso para visitar su ciudad natal y ser reconocido por la municipalidad de Chincha, según la invitación formal que recibió.
En la plataforma social Chincha Online, ambos expresaron su malestar por el desaire sufrido de parte de la autoridad edil e indicaron que no les incomoda recibir o no un documento de reconocimiento por el aporte tributado a la provincia de Chincha, sino por el maltrato innecesario del que fueron objeto.
Por los canales no oficiales hemos tomado conocimiento que el alcalde César Carranza se ha comunicado vía celular con el profesor José Luis Almeyda, escritor y uno de los 200 maestros del Bicentenario distinguido por el Gobierno central, expresándole sus disculpas por el mal momento pasado.
Desde luego que no hubo intención de desairar a nadie y todo se trataría de una imperdonable desorganización e improvisación; pero, no es suficiente una simple disculpa por teléfono, sino que tiene que darse un desagravio público y la fórmula es que se invite a ambos personajes a una próxima ceremonia pública para tributarles el reconocimiento que ha quedado pendiente. Errar es humano, perdonar es divino y reconocer un yerro es de sabios.
