Sábado 2 de diciembre. Nos preparamos desde muy temprano para viajar a Ica. Como soy un iqueño radicado desde hace ya algunos años en Chincha, tenía que despertar muy temprano; tal vez no me iba a ser muy difícil, no había dormido bien. Me suele pasar cuando voy a viajar o cuando voy a entrevistar a algún personaje de mi tierra; recreo un poco cómo es que voy a llevar la entrevista.
El día anterior había hecho algunas coordinaciones con la hija del profesor Justo Soriano Pinto. Me dijo: mi papá ya no escucha muy bien, le pido que le hable fuerte, claro y despacio, así si le va a entender; mi papá ya tiene 96 años.
Era inevitable que los recuerdos -una vez más- vengan a mi mente. Mi primaria, hasta el tercer año había sido en el colegio Sagrado Corazón de Jesús, más conocido como “La Changllio”, nombres como de las señoritas Eva y Lastenia ya quedarían atrás, me iría a San Luis Gonzaga; mi señorita Julia también quedaría en mis recuerdos; ésta última vivía -creo yo- muy cerca al colegio, por los alrededores de Paita o Acomayo; mi colegio reunía a gran parte de los chicos que vivíamos cerca a la calle La Mar. Ahí, muy cerca del colegio quedaba la calle Huancavelica, sitio muy concurrido ya que era ahí donde se reunían todas las vendedoras de hígado, anticucho y choncholí.

Leonor, la hija de mi profesor, me llamó muy temprano, quería preguntarme si siempre iba a visitarlos, le dije que sí, me respondió que su papá estaba muy emocionado por la entrevista que le íbamos hacer para Iqueños en la Historia.
Tocamos la puerta de su domicilio y ahí estaba el profesor Justo Soriano Pinto; volví a verlo después de más de 50 años, actualmente él cuenta con 96, bien cuidado por su única hija, Leonor. Vinieron los saludos los abrazos y los recuerdos, nos enseñó una foto de un grupo de alumnos que lo habían visitado hace algunos años, promoción 1966; estaba emocionado en su entrevista, respondía a todas las preguntas, recordó a su amigo de bohemia, Modesto León Piedra.
Apellidos como Valdivia, Guillén y Palomino fueron parte de la entrevista. Son de los maestros que, junto a él, formaron en 4to y 5to de primaria a toda esa generación de iqueños de los años 60 y 70.
Me confesó que era cusqueño, traído a Lima apenas a los 10 años, a casa de una tía; estudió su primaria y secundaria en la capital, becado e internado, para después hacerse normalista y recibirse de profesor de primaria. Luego vendría su etapa profesional y las ganas de regresar a su tierra, pero la vida hizo que partiera unos kilómetros al sur, a la calurosa Ica, al colegio 584 en la calle Huánuco; años después llegaría al colegio San Luis Gonzaga para ser profesor de primaria.

Formó a sus alumnos y los hizo personas de bien. Continuas pruebas de percentil ortográfico y de matemáticas hacían sentar una base para cuando sus alumnos partieran a seguir estudios secundarios; tenía siempre una varita muy cerca, que hacía efecto en las posaderas de sus alumnos como vitaminas A y E, (A)cuérdate (E)sfuérzate.
Cuántos recuerdos en esa cabecita blanca; lúcido, conversador y bromista; dejas un legado, querido maestro, en la entrevista que te hiciéramos para Iqueños en la Historia.
¡Larga vida, maestro Justo Soriano Pinto‼️
— Para ver la entrevista completa ingresen al grupo de Facebook Iqueños en la Historia.
