| Por: Paulo Quequezana
Analista de estudios económicos de ComexPerú
El año escolar finalmente ha comenzado en Ica, luego de que se hiciera el anuncio de que el 19 de marzo sería la nueva fecha de inicio (a diferencia del calendario nacional, ya que el inicio de clases fue suspendido por factores climatológicos). A raíz de ello, aprovechamos esta oportunidad para detallar en qué estado se encuentra el sector educativo en el departamento.
Los datos más recientes del Ministerio de Educación, provenientes del Censo Educativo (CE) 2023, muestran que el año pasado hubo 251,594 alumnos en los centros educativos de inicial, primaria y secundaria en Ica, al igual que 14,564 maestros. Aproximadamente, el 75.5% de todos los alumnos pertenecieron a instituciones públicas, y el 65.7% de maestros enseñaron en dichos establecimientos. Es decir, el sector público es el más relevante a nivel de educación básica regular en Ica.
En ese sentido, es importante resaltar que, en términos generales, las instituciones educativas públicas en Ica no están en mal estado cuando se les compara con las del resto de departamentos. De hecho, en ciertos indicadores, los colegios públicos iqueños solo son superados por los de Lima y el Callao. Sin embargo, todavía persisten muchas brechas en estas instituciones que perjudican seriamente el rendimiento tanto de alumnos como maestros. Por ejemplo, según el CE 2023, un 32.2% de los colegios públicos no tiene acceso a por lo menos uno de los servicios básicos (agua, desagüe y electricidad). De igual forma, el 55.2% contaba con pizarras en mal estado; un 15.6%, con carpetas en mal estado; el 66%, con espacios deportivos en mal estado; el 58%, con baños en mal estado; y un 29.8% de colegios de primaria no contó con acceso a internet.
Por su parte, a nivel de gestión de la educación, el CE 2023 recopiló información sobre las Direcciones Regionales de Educación (DRE) y las unidades de gestión educativa local (UGEL) de todos los departamentos, las entidades que se encargan de supervisar y orientar las políticas nacionales y regionales educativas a nivel descentralizado. A través del censo, se les hizo preguntas respecto a las principales dificultades que enfrentaban para cumplir con su trabajo, y los resultados de Ica mostraron varias falencias. Por ejemplo, más de la mitad de estas instituciones (una DRE y cinco UGEL) señalaron que no contaban con el número de especialistas suficientes para hacer una correcta supervisión y monitoreo de los colegios y los programas educativos. A su vez, más de la mitad admitieron tener que ejecutar actividades que no habían sido previstas en sus planes operativos institucionales, y que sus especialistas en planificación tuvieron que ejecutar otras funciones extra por la falta de personal. De igual forma, reconocieron que solo un 25% de todos sus almacenes cuenta con espacio suficiente para almacenar los materiales educativos que deben administrar, entre otros temas.
Así, el inicio de clases en Ica implica el regreso de varios alumnos a una infraestructura pública deficiente y a un sistema que está lejos de administrarse de una manera óptima por sus autoridades. Es tan cierto que se requieren nuevas inversiones potentes para cerrar las brechas, como también atraer mayor personal calificado y dar orden a las instituciones que dan las pautas.