Familia conmemoró 100 años del natalicio del “Cholo” Matías

Con misa en la capilla San Vicente de Paul

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| Daniel Bravo Dextre

La esposa, hijos y nietos del destacado productor vitivinícola, don Matías Grados Ferreyra, más conocido como “Cholo” Matías, conmemoraron ayer los 100 años de su natalicio, con misa oficiada en la capilla San Vicente de Paul.

Matías Grados fue uno de los fundadores de la Federación de Bebedores Iqueños -FBI- que surgió en el distrito de San Juan Bautista, Ica, hace cerca de 60 años, con el fin supremo de hacer prevalecer la peruanidad del pisco.

Los piscos y vinos del “Cholo” Matías ganaron medallas de oro y plata en los diversos concursos nacionales, imponiendo su calidad en la preservación de la tradición que por muchos años la mantuvo en su fundo «Santa Lucía», ubicado en el distrito de Santiago, al sur de Ica, empleando para ello la mejor materia prima.

Además del insuperable mosto verde y otros licores genuinos, la familia mantiene la producción de pisco moscatel. La herencia de este destilado de primera, que proviene de hace cinco generaciones, está asegurada gracias a la pasión que le viene poniendo Matías Grados Mora, uno de los herederos del pisco “Cholo” Matías, quien también tiene el mérito de haber recuperado cepas casi en extinción, como la Italia Rosada, de la que viene extrayendo un exquisito destilado de vino.

La familia también exhibe y promociona con orgullo la botella de pisco firmada por don Matías Grados. Menciona que este tesoro no sólo es un homenaje a la tradición y al arte del destilado peruano, sino que también refleja la pasión y el amor por nuestras raíces. Una verdadera joya de colección.

La producción constituye todo un ritual que se inicia desde la siembra y cuidado de las uvas hasta la fermentación natural, destilación y reposo de los piscos. Cada paso se realiza con meticulosa atención para garantizar la calidad y autenticidad del producto final.

En realidad, el pisco “Cholo” Matías se distingue por su cuerpo, sabores y aromas naturales, fruto de un proceso artesanal que respeta la tradición y la excelencia. Con ello, nuestro homenaje a todos los productores vitivinícolas iqueños y a sus herederos, quienes se esfuerzan por mantener la tradición que se remonta desde los inicios de la Colonia en que llegaron a Ica las primeras cepas de uva. En más de 500 años no perdemos lo auténtico y eso nos enorgullece como naturales de esta tierra bendita.

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