Un trabajador que labora cerca de 40 años para la empresa de agua potable Emapisco fue objeto de reconocimiento por parte de directivos de OTASS, quienes resaltaron su sentido de responsabilidad y compromiso con la empresa prestadora de servicio.
Se trata de Víctor Herencia Coela (66), quien tiene una infinidad de anécdotas en su labor cotidiana en las galerías de filtración que abastecen de agua a la ciudad de Pisco. Dentro de ellas, el homenajeado recuerda a un compañero suyo que no duró mucho tiempo en el cargo, “porque se quedaba dormido y dejaba a todos sin agua”.
Para tener una idea de la labor que desempeña Víctor Herencia, debemos mencionar que el agua que disfrutan en sus casas las familias pisqueñas es captada del río Pisco en el distrito de Humay, mediante una galería de filtración. Este sistema consta de dos líneas paralelas de tubos, tendidos a ocho metros de profundidad, en el lecho mismo del río que se extiende a lo largo de 3,870 metros.
La de ductos ranurados sirve para drenar el recurso hídrico de las corrientes subterráneas, y la otra para transportarlo. Luego de recorrer 34 kilómetros, el agua es almacenada en tres reservorios y de allí se distribuye a los hogares.
Debemos aclarar, además, que la filtración es un proceso físico de purificación y clarificación del agua de avenida, a través del cual se retienen bacterias y partículas que quedan suspendidas en el líquido. Al estar en contacto permanente con las aguas del río, las galerías demandan de constante mantenimiento.
Parte del circuito que también requiere cuidado, son 17 buzones de inspección, sellados con tapas herméticas de fierro fundido, cuya función es impedir la entrada de agua superficial a la galería. Tampoco está permitido el acceso de personas no autorizadas a las instalaciones.
“Mi labor es monitorear la producción del agua”, nos explica don Víctor, de manera resumida, pero poco a poco va detallando las múltiples y variadas tareas que tan grande responsabilidad implica.
“Las galerías están fuera de la ciudad, a más de 30 kilómetros aguas arriba de la bocatoma Cabeza de Toro. Lo primero que tengo que ver es cuántos litros están pasando por segundo. Como en las galerías también tenemos compuertas, cuando viene mucha agua éstas se cierran; y cuando no hay agua se abren. Cuando el agua viene turbia, también tengo que cerrar, y llevo muestras al laboratorio. Además, tengo que vigilar, ver que ningún curioso vaya a estar sellando los buzones. Yo no tengo horario. El terremoto nos dañó, entonces no faltan problemas, así que reparamos. Yo soy solo y sé cómo trabajo. Sé de Ingeniería Civil. Por ejemplo, cuando había problemas en las galerías, yo mismo las reparaba. Me ponía mi seguridad, un balde de agua, un balde de arena, un balde de cemento y así reparaba y las dejaba sin ningún problema”, nos narra con emoción parte de la importante labor que desempeña.
Antes de cumplir las funciones que tiene ahora a su cargo, Víctor Herencia trabajó dos décadas en los pozos de Cuchilla Vieja, por lo que se enorgullece de llevar 38 años ininterrumpidos poniendo el hombro para el abastecimiento del agua en su provincia. Incluso, durante la cuarentena, tiempo en que reforzó su convicción respecto a la importancia de la buena alimentación y su rechazo al consumo de gaseosas, cigarros o alcohol. “Cuando no hay agua me preocupo, así que, aunque sea domingo, si hay problemas los soluciono. Sin agua, no se hace nada; sin agua, no hay vida. Por eso yo también soy un guerrero por el agua”, concluye. (Fotos: Hugo Hernández).