Familiares, amigos y trabajadores de la municipalidad provincial de Ica lloran la partida a la eternidad del abogado Jorge Tolmos Zúñiga, a los 76 años de edad y cuyo deceso se produjo el sábado último por causa natural, mientras que el sepelio se cumplió ayer.
El popular “Coco” Tolmos laboró muchos años en la comuna iqueña, desempeñándose como secretario general, asesor legal y en la oficina de formalización de la propiedad, orientando a miles de personas en el trámite del saneamiento físico legal de sus predios.
Mientras estuvo como trabajador activo ejerció muchas veces como secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Municipalidad de Ica –SITRAMUN-, ayudando a sus compañeros empleados en la solución de conflictos laborales.
Cuando no actuaba como dirigente activo, la directiva del SITRAMUN siempre le pedía asesoría sindical, y gracias a ello el gremio de empleados logró muchos beneficios en las negociaciones de trato directo.
Estudió leyes en la facultad de Derecho de la UNICA; pero, los valores que cultivó de lealtad y honradez sin duda le fueron inculcados y ejemplarizados por los grandes maestros que tuvo en familia: Su padre Jorge Tolmos Gonzales, director de la Sociedad de Beneficencia Pública de Ica, y su tío César Tolmos Gonzales, fundador de la Asociación de Periodistas de Ica y Premio Nacional de Periodismo – Pluma de Plata, forjador de muchas generaciones de hombres de prensa y activo impulsor del deporte ciencia, el ajedrez.
En realidad, la familia Tolmos tiene muchos componentes sobresalientes en Ica y Chincha. Uno de ellos es el médico cirujano doctor Luis Antonio Tolmos Regal, primer puesto en la Facultad de Medicina Humana de la UNICA, catedrático brillante por muchos años y decano de la Facultad, decano del Colegio Médico y gerente departamental de EsSalud, cargos que desempeñó con dignidad y con méritos propios, sin el compadrazgo político que nunca necesitó.
“Coco” Tolmos deja esposa, hijos y nietos; además de hermanos, primos y sobrinos, a quienes les damos nuestras sinceras condolencias por esta pérdida irreparable, y, por extensión, a los trabajadores activos y cesantes de la comuna iqueña que también lloran su deceso.