Un homenaje a las víctimas del terremoto del 15 de agosto del año 2007 rindió la municipalidad provincial de Pisco, que incluyó una romería dentro las actividades programadas, como un simulacro de sismo. El alcalde Miguel Palomino Jaúregui invocó a la ciudadanía a estar preparados ante cualquier eventualidad de la naturaleza para no volver a sufrir tanto dolor por la pérdida de los seres queridos.
En una ceremonia realizada en el frontis del palacio municipal, se guardó un minuto de silencio y se colocaron las banderas a media asta, en señal de duelo. El burgomaestre, tras recordar los duros y dramáticos momentos vividos por las consecuencias del terremoto, expresó que lo ocurrido debe llevar a todos a la reflexión.
«Hemos avanzado, pero todavía nos falta mucho para poder actuar debidamente antes, durante y después de un sismo, y evitar una tragedia como la ocurrida en Pisco, donde murieron cerca de 600 personas», expresó.
Palomino Jaúregui recordó los terribles momentos del 15 de agosto 2007, cuando ya estaba anocheciendo. No solo se cayó el techo del templo San Clemente, lleno de feligreses, sino un gran número de viviendas de adobe y quincha, además de colapsar los servicios de agua y desagüe, y de energía eléctrica.
«Salimos a las calles y no había ni siquiera la luz de la luna para que nos ayude, mientras el pánico se apoderaba de toda la ciudadanía. Murieron familiares, muchos amigos y compañeros de trabajo. Por eso debemos estar preparados», remarcó.
Asimismo, mencionó que poco a poco se inició la reconstrucción de la ciudad para ir recuperando en algo la tranquilidad de la población, sobre todo reparar los servicios básicos y levantar las casas o reconstruirlas.
Posteriormente, se realizó una romería al cementerio general de Pisco para recordar a todas las víctimas mortales que dejó en la desolación a sus familias. Los funcionarios municipales colocaron una segunda ofrenda floral.