Con el deceso del carismático personaje Michel Duval, Ica pierde valiosos archivos históricos sobre hechos trascendentes jamás publicados y que él almacenaba en su “memoria fotográfica” prodigiosa, cuyos datos los narraba con precisión de fechas y nombres en cada reunión social a la que asistía.
Desde las 3:30 de la tarde de ayer las redes sociales publicaron la triste noticia del fallecimiento de Miguel Grados Espinoza (77), más conocido como Michel Duval, registrado en su vivienda de la calle Tacna, por asfixia a causa de un amago de incendio.
“Miguelín” Grados era un hombre de alma blanca, no tenía enemigos, era muy afectivo, desprendido y servicial. Era infaltable en matrimonios, onomásticos, bautizos, velorios y reuniones sociales en general. Era muy culto y hablaba de todo de manera amena, mayormente de historia universal y viejas anécdotas iqueñas. Se dedicaba a la venta de ropa entre amigos y conocidos.
El domingo pasado, en el onomástico del exregidor Francisco Massa, Michel Duval contó que en la década del 70 estuvo presente en la histórica bodega Mejía, ubicada en el distrito de San Juan Bautista, cuando el varias veces presidente de la Cámara de Diputados, Fernando León de Vivero, fue incorporado como miembro ilustre de la Federación de Bebedores Iqueños -FBI-, colosal entidad iqueñista que defendió a todo nivel la peruanidad del pisco y continúa haciéndolo, teniendo ahora como aliada estratégica a la Cámara de Comercio de Ica.
Además de contar experiencias vividas, muchas veces en los cumpleaños era esperado su baile emblemático: New York, New York, de Frank Sinatra, como lo hizo el domingo en el cumpleaños de “Pancho” Massa, donde fue muy aplaudido. Lamentablemente tuvo que volar a la eternidad, por lo que ahora será muy extrañado por muchos amigos y conocidos que le estimaban.
En los últimos 40 años, Michel Duval tuvo como tribuna social una de las bancas de la Plaza de Armas de Ica, ubicada frente al Centro Social, donde se reunía con todo tipo de amigos a contar anécdotas y enjuiciar públicamente la conducta de las autoridades locales, regionales y nacionales de turno. Era una parada obligada de muchos iqueños que se detenían a intercambiar experiencias y relatos del diario acontecer.
El pasado 15 de diciembre fue uno de los personajes notables iqueños que participó con su carisma característico en la Gran Marcha por la Paz, vestido de blanco.