El triunfo de la evangelización en América: Santa Rosa de Lima

Por: Miguel Arturo Seminario Ojeda

Historiador, director del Museo Electoral y de la Democracia

de la Dirección Nacional de Educación y Formación Cívica

Ciudadana del Jurado Nacional de Elecciones

Cuando se mira el pasado peruano, a través de la conquista hispana en el siglo XVI, los adjetivos para calificar este suceso abundan. Y quienes lo miran solamente por aristas negativas, muchas veces se olvidan que esos mismos conquistadores trajeron las universidades y una religión que se mantiene hasta hoy en el Perú.

Reconocer a Santa Rosa de Lima como la primera flor mística del Nuevo Mundo, significó un triunfo para la evangelización católica en el continente americano. Desde que los españoles y portugueses llegaron a América fueron portadores del mensaje cristiano católico, que continuaba irradiándose por todo el mundo, dando un sentido misional a la conquista.

Al mismo tiempo, ese reconocimiento a las virtudes y a la santidad de Isabel Flores de Oliva, fue un triunfo para los criollos, indios y mestizos de los dominios hispanos, ya que al fin tendrían una santa que no era europea, como todos los santos a los que estaban acostumbrados a venerar; ahora, una sierva de Dios, nacida como ellos en esta misma porción del mundo, era reconocida oficialmente y considerada digna de veneración y de ejemplo para los católicos, como ya había sido tomada en vida.

Isabel Flores de Oliva murió en Lima el 24 de agosto de 1617, y su alma subió a los cielos en medio del reconocimiento de todos, pobres, ricos, negros, mestizos, indios, y blancos, de todos los que la conocieron y admiraron en ella esas virtudes hacia la santidad. El 30 de agosto es la fiesta de Santa Rosa, en el santoral católico.

En Ica hay una calle y un colegio denominado Santa Rosa; es decir, el nombre de la Santa limeña siempre estuvo presente en Ica y en todas ciudades del Perú, porque no hay peruanos y peruanas que ignoren el nombre de la Santa. Me llamó la atención, saber que en Ecuador hay una ciudad llamada Santa Rosa, y cuando llegué a Córdoba, Argentina, encontré que una de sus calles se llama Santa Rosa y que una provincia del sur tiene como capital a la ciudad de Santa Rosa; eso me permitió saber gradualmente por qué es la Patrona del Perú, de América e Indias Filipinas.

Santa Rosa en América

Declarada así cuando el Virreinato del Perú comprendía a casi toda la América española del sur del continente, toda la población de este espacio católico la hizo suya, por eso el nombre de tantas ciudades, barrios, y por eso el alma de la dominica se multiplicó en cada corazón, haciéndose más fuerte donde ya estaba.

En la provincia de Córdoba, cuya ciudad capital e Ica tienen al mismo fundador, hay un departamento con el nombre de Santa Rosa de Río Primero. Sucesivamente me fui enterando de otros lugares con igual nombre, como Santa Rosa de Calamuchita, y de otros temas, como “La tormenta de Santa Rosa”.

Deben ser pocas las familias donde no haya una integrante de nombre Rosa, en alguna de las generaciones más cercanas, o una amiga muy querida. Así como en Córdoba, la Santa es muy recordada también en muchas localidades de la República Argentina, y esa es una herencia colonial que supervive hasta hoy. En el mundo virreinal la devoción por Santa Rosa de Lima creció de tal manera en el Río de la Plata, que fue y será una de las fortalezas del catolicismo en la Argentina.

Santa Rosa en el Perú

Demás está mencionarlo, porque la Santa no solo está en el corazón de casi todos los nacidos en esta tierra, sino también en la literatura, en el arte y en la música, habiéndose llevado su vida a la televisión y al cine. A ella, a esta peruana universal se le ha dedicado muchas poesías y sigue inspirando nuevas creaciones, porque es uno de los personajes más trascendentes del país.

En el Perú, Santa Rosa de Lima es tan popular que aparece en billetes y monedas, tanto como en estampillas. En el 2017, con ocasión del IV Centenario de su fallecimiento, se hicieron diversos actos conmemorativos, exposiciones iconográficas promovidas por grupos culturales y religiosos; y a ella, a Santa Rosa de Lima, muchos nos encomendamos mientras la pandemia del covid azotaba al mundo.

Todo esto nos lleva a afirmar que la Santa vive en el alma peruana, en el alma americana y en el alma de los lugares donde hay católicos que la reconocen como lo que fue, una santa, la primera flor de santidad en un mundo donde, si bien hubo prácticas religiosas, creencias y tradiciones muy respetables, encontró en el catolicismo lo que después sería la columna vertebral que integra a la hispanidad: el catolicismo.

La fiesta de Santa Rosa de Lima empezó a celebrarse el 30 de agosto en el calendario general romano, desde 1727, porque -para entonces- el día próximo del aniversario de su muerte que no estaba ocupado por la celebración de otro santo, era ese día, y hasta hoy se conmemora a la Santa ese mismo día en la mayor parte del mundo y en el Perú, sobre todo, donde el 30 de agosto es feriado.

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