LA VOZ DE LOS BICENTENARIOS

6 de octubre de 1820:

El ingreso triunfal de la Expedición de la Sierra del Ejército Libertador a la ciudad de Ica

La Expedición Arenales: la marcha de los valientes

1ra. Etapa: de Pisco a Ica

Boletín No 2 del Ejército Libertador

| Mg. Juan Carlos Romaní Chacón

Presidente del Comité Patriótico Bicentenario

de la Independencia del Perú – Provincia de Ica

Cuartel general en Pisco, Octubre 22 de 1820

“Después de una marcha forzada y penosa, la división del coronel mayor Arenales, entró el 6 en Ica, y fue recibida con el más sincero entusiasmo por el cuerpo municipal y vecindario de aquel pueblo. El coronel Quimper y el conde de Montemar, se pusieron en fuga pocas horas antes que entrase nuestra división: la tropa que los seguía pasaban de 300 hombres; de ellos se nos unieron dos compañías con sus respectivos oficiales. Los fugitivos fueron perseguidos por un escuadrón de cazadores a caballo al mando del teniente coronel Guido hasta el pueblo de Palpa, 16 leguas al Sud de Ica: de allí regresó esta fuerza en cumplimiento de las órdenes que llevaba.

“Con el objeto de dejar en completa seguridad el vecindario de Ica, y prevenir que la fuerza de Quimper volviese sobre este pueblo, luego que nuestra división siguiese a su destino; dispuso el coronel mayor Arenales, que el teniente coronel Rojas con 80 caballos e igual número de infantes, marchase hasta Nasca, donde según noticias contestes permanecía el enemigo con cuanto pudo salvar en su fuga”.

“Para que esta operación tuviese el éxito deseado, era necesario que se efectuase por sorpresa: de otro modo, no era factible que la tropa de Quimper se dejase ver de nuestros soldados. El 12 salió de Ica el teniente coronel Rojas, y dirigiendo su marcha por desiertos estraviados, llegó el 15 a Changuillo, tres leguas a retaguardia del enemigo. La confianza que tenía este en sus avanzadas, situadas en el camino de Palpa, hizo que nuestra pequeña división, se aproximase al pueblo sin ser sentida. Entonces dispuso el comandante de ella, que los valientes capitanes Lavalle y Bermúdez, y el teniente Suárez, de cazadores de la escolta, entrasen con la caballería a gran galope, mientras avanzaba la infantería. La confusión y el desorden fue igual a la sorpresa: los enemigos abandonaron la plaza con la velocidad del miedo, y fueron perseguidos y acuchillados hasta una legua del pueblo: el camino por donde emprendieron su fuga, quedó sembrado de cadáveres y heridos. Quimper abandonó a sus soldados, y según afirma uno de los oficiales prisioneros, la única orden que dio al verse atacado, fue, que lo siguiese la caballería”.

CORONEL MAYOR

JUAN ANTONIO ÁLVAREZ DE ARENALES

Jefe de la Expedición de la Sierra

Libertador de Ica y del Perú

“La fuerza del enemigo, por la relación de los mismos prisioneros, ascendía a más de 600 hombres: de ellos se han tomado 6 oficiales y 80 soldados de línea, fuera de un gran número de milicianos: los muertos y heridos pasan de 50. También han quedado en nuestro poder 30 fusiles, un crecido número de tercerolas, fornituras, sables y lanzas, con todos los equipajes de la división”.

“Por los mismos vecinos de Nasca fue informado el comandante Rojas, que el enemigo había remitido al pueblo de Acarí sobre 100 cargas entre pertrechos de guerra y otros efectos que sacó de Ica al retirarse. En la noche del 15, dispuso que el teniente Suárez con una partida de cazadores, saliese con prontitud a apoderarse de aquel cargamento. La actividad de este oficial venció las dificultades que le oponían la distancia

El 19 regresó a Ica el comandante Rojas, y el 20 emprendió su marcha al interior (1), la división del coronel mayor Arenales, dejando ya en seguridad a los patriotas. Antes de su partida dispuso el general en jefe, que el teniente coronel Bermúdez quedase en Ica, en clase de comandante general del sur, con una fuerza respetable, a más del armamento y municiones necesarias para aumentarla hasta el grado que se considere conveniente.  

“Tales han sido los resultados del primer ensayo del ejército desde el 5 del que rige, en que salió de Pisco la división del coronel mayor Arenales. Los peruanos han visto ya la enorme diferencia que hay entre los que pelean por oprimir, y los que buscan el combate para librar a sus hermanos: los enemigos por su parte han recibido una lección terrible, el sable de nuestro granaderos y cazadores, ha sido y será siempre una señal de muerte para los soldados del rey: en breve probarán todos los cuerpos del ejército, que los vencedores de Chacabuco y Maypo aún viven, y que sus almas se hallan en toda la juventud del ardor guerrero.

“La municipalidad de Ica ha dirigido a S.E. el general en jefe, una nota con fecha del 19, en que después de encarecerle su profundo reconocimiento por haber libertado a sus habitantes del yugo español, emplea toda la fuerza de sus sentimientos para elogiar la conducta de los jefes, oficiales y tropa que componen la división del coronel mayor Arenales. La impresión que ha causado en todas partes la presencia de los libertadores del Perú, ha sido tanto más vehemente y favorable, cuanto han quedado más al descubierto las falsas y ridículas imputaciones del gobierno de Lima. Ningún habitante podrá quejarse de la conducta del ejército: todas las propiedades han sido respetadas, con excepción de las de aquellos que de hecho se hallaban con las armas en la mano; los esclavos que han venido a presentarse en nuestras filas, han sido amparados; pero al mismo tiempo se ha ofrecido solemnemente indemnizar a sus amos, luego que se establezca un gobierno nacional ; los desórdenes cometidos por algunos de ellos, se han castigado con severidad; y un malvado, que antes de la llegada del ejército en Chincha, cometió un horroroso asesinato, luego que se presentó a tomar partido, fue preso, juzgado por orden del general en jefe, mandado ejecutar con aprobación de S.E. en el mismo lugar donde ensangrentó sus criminales manos. En fin, los mismos prisioneros hechos en la acción de Nasca, han sido favorecido en su desgracia, y todos los que estaban en estado de marchar, serán en breve remitidos a Lima. El grande objeto del general en jefe, es ahorrar a la humanidad todas las aflicciones posibles, y hacer la guerra de un modo, que a más de ser vencido el enemigo en el campo de batalla, lo sea también ante la opinión de los hombres que piensan”.

(1) Nota aclaratoria: la partida de Arenales hacia la sierra se postergó para el día siguiente, 21 de octubre de 1820, después de la ceremonia de proclamación de la Independencia por el pueblo y sus autoridades, en la plaza de armas de Ica; situación que posteriormente se explica en cartas de Arenales a San Martín)

FUENTES:

Municipalidad Provincial de Ica

Joyas de la Biblioteca Municipal “José de San Martín”

“Epopeya de la Libertad”

Reminiscencias Históricas de la Independencia del Perú

TOMO I

Setiembre a Diciembre de 1820

Autor: Manuel C. Bonilla 

Lima 1921 

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