La atención en salud es el quid del asunto

| Por: Paulo Quequezana

Analista de estudios económicos de ComexPerú

El reciente fallecimiento de una autoridad política ha expuesto una realidad que enfrentan millones de peruanos todos los días. Más allá de los mecanismos de aseguramiento y mediciones de acceso, la calidad del servicio de salud en el país es quizás su punto más crítico, a tal punto que -aproximadamente- 5 de cada 10 personas que tienen problemas de salud y deberían atenderse en algún establecimiento médico deciden no hacerlo, según el INEI.

Detrás de esto se encuentra un sistema de salud público (considerando SIS, ESSALUD, las fuerzas armadas y la policía, la salud en el Perú es mayoritariamente un servicio público) que carece de una gestión ordenada y eficiente, lo que resulta en hospitales y postas médicas sin la cantidad de médicos suficientes, con falta de equipamiento e infraestructura en estado deplorable, historias clínicas de papel, escasez de medicamentos, etc. Bajo estas circunstancias, el hecho de que los pacientes prefieran, pese a estar asegurados en el sistema público, destinar parte de sus recursos a atenderse en el ámbito privado, no es sorprendente.

Estas falencias están presentes inclusive en regiones competitivas como Ica. Por ejemplo, según cifras del Ministerio de Salud, en Ica casi la mitad (un 49.4%) de establecimientos del primer nivel funcionan menos de 12 horas al día, que se considera el tiempo mínimo ideal para atender al ciudadano. A su vez, solo un 30.8% de estos establecimientos cuenta con historias clínicas electrónicas, y solo un 32.4% de establecimientos en total posee una disponibilidad de medicamentos esenciales mayor del 80% en sus propios almacenes. Como consecuencia, solamente un 30% (menos que el promedio nacional) de la población con algún problema de salud busca atención médica en algún establecimiento del ministerio o del Gobierno regional.

Darle la vuelta a esta situación implica entender que las políticas de salud deben centrarse en el paciente. Hoy en día, la prestación del servicio de salud es compleja y fragmentada, basada en procesos y coordinaciones que en la práctica no funcionan. Poner a las personas como el eje alrededor del cual gira lo demás significa reorganizar el sistema de forma que cualquier individuo pueda acceder a cuidados de salud que estén cerca a su hogar, que estos puedan resolver la mayor parte de sus necesidades de forma casi inmediata, y que en caso requiera una mayor atención sea referido a un establecimiento de mayor complejidad.

A nivel de la atención del servicio, esto implica muchas cosas. Los establecimientos de primer nivel necesitan contar con personal, medicamentos y equipamiento acorde con la demanda de la población. Esto también lleva a implementar de forma óptima un intercambio prestacional entre el lado netamente público, ESSALUD y el privado para cualquier caso en el que sea necesario. Por su parte, el abastecimiento de medicamentos requiere una logística mucho más oportuna, para lo cual medidas como la tercerización de operadores son más que viables. De igual forma, se necesita hacer seguimiento y monitoreo a cómo los ciudadanos reciben sus medicinas (entrega de recetas de forma completa y oportuna), y que esta información converse de forma rápida y sencilla con el resto del sistema de salud.

Acceder a un servicio de salud de calidad debe ser un derecho para todos los peruanos. Pero faltan corregir muchas cosas antes de cumplir dicho objetivo. Esperemos ver una reforma de todo el sistema para que de una vez por todas las personas confíen en que pueden resolver sus problemas de salud.

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