Mg. Juan Carlos Romaní Chacón
Presidente del Comité Patriótico Bicentenario
de la Independencia del Perú – Provincia de Ica
Homenaje a las mujeres iqueñas próceres de la independencia del Perú
Agustina Antoñete y Manuela Carbajal
Productoras iqueñas de piscos y vinos, expertas jinetes del caballo peruano de paso e integrantes del Ejército Libertador del Perú
El pasado viernes 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer y Día Central de 59º Festival Internacional de la Vendimia Iqueña – FIVI 2024, tres jovencitas iqueñas, que no superan los 19 años de edad, representaron a nuestra festividad tradicional más grande del departamento de Ica: la Fiesta de la Uva. Y el denominador común de nuestras hermosas embajadoras de la tierra bendita del Señor de Luren, no solo es el amor por Ica, no solo es ser amantes de las tradiciones y costumbres vitivinícolas, como la pisa de uva y bailar un festejo y un landó a ritmo de guitarra y cajón; sino que también las distingue el pleno conocimiento de la historia de Ica y la acción patriótica de los hombres y mujeres que ofrendaron sus vidas por la independencia de Ica y del Perú.
En tal sentido, nuestro modesto artículo de investigación histórica lo dedicamos a Su Majestad Gabriela Ormeño Mateo, Reina del FIVI 2024; a Su Majestad Diana Zuazo, Reina del 461º Aniversario de la fundación española de la Villa de Valverde del valle de Ica; y, a la señorita Adriana Muñoz, Miss Elegancia FIVI 2024 y representante de la hermana provincia de Palpa. Las tres hermosas iqueñas, herederas del legado de coraje y resistencia de nuestras heroínas, Agustina Antoñete y Manuela Carbajal, próceres iqueñas de la independencia del Perú.
Agustina Antoñete
Es digna de ser recordada la memoria de doña Agustina Antoñete, distinguida y patriota dama nacida en la ciudad de Ica, por los servicios que prestó a la causa de la patria, por las persecuciones que sufrió y por la entereza con que sobrellevó, cuanto la vil calumnia y la venganza miserable vertieron sobre ella con el propósito de dañarla. Ocupando una posición económica extraordinariamente ventajosa, tenía que incitar los sobresaltos, tanto de los realistas, que veían en ella a una dama peligrosa porque nunca se percataba de exponer sus ideas acerca de una patria libre, cuanto por los mismos vecinos del lugar, que no economizaron la oportunidad de calumniarla. En esos tiempos, bastaba que se dijera de alguien que servía de espía a los patriotas para que cayera sobre ella todo el rigor de la ley.
Así sucedió, en efecto, acusada ante el jefe del ejército, General Rodil, de prestar importantes servicios a los patriotas, fue tomada presa y conducida en tal condición al cuartel de infantería en Chavalina. La acusación decía lo siguiente: “Los servicios, que a los enemigos de la nación y del Rey tiene hechos Agustina Antoñete, son tan públicos y manifiestos que en repetidas ocasiones ha sido su casa asilo de ello, con notable perjuicio del vecindario…” El caudillo de la montonera de Chincha, Antonio Pola, se hospedó en su casa y pasó a la ciudad a ser espía, para la entrada de Raulet…”
No se necesitaba más, en aquellos tiempos, para formar cabeza del proceso que luego se instauró contra la valerosa patriota, a quien no asustó ni la cárcel ni el peligro de muerte que sobre ella se cernía. Esperaba tranquila y confiada que vendrían días de libertad. Largos meses de prisión, sufrida con toda serenidad, demostraron que fue una de las mujeres iqueñas que sufrieron persecución y pena, por servicios prestados a la causa de la Independencia.
Fuente: Elvira García y García Bert – “La mujer peruana a través de los siglos”
Pág. 245 – Lima, 1924
Manuela Carbajal
Los servicios que prestó esta admirable mujer, que viera la primera luz en la ciudad de Ica, fueron tan grandes y los peligros a que se expuso tan inminentes que mereció el recibir de manos del mismo Libertador General don Simón Bolívar un diploma honorífico, en el que constaban los inmensos servicios que había prestado en las luchas de la emancipación nacional. Cuentan que durante la permanencia del General Rodil en Ica y a raíz del desastre sufrido por los patriotas en el encuentro de la Macacona, estuvo en acción, exponiéndose a los mayores peligros y haciendo llegar noticias al General Tristán sobre los movimientos emprendidos por los realistas, a fin de que pudieran oportunamente ponerse a salvo. Se sabe que por parte de ambos bandos se movía toda una legión de espías, como que era ese el único medio de saber lo que se ejecutaba en el bando opuesto.
Doña Manuela Carbajal tenía a su disposición buen número de servidores, que le comunicaban todo lo más importante, y entonces ella, personalmente en ocasiones y otras veces valiéndose de servidores muy leales, hacía llegar las noticias a los patriotas. Así pudo hacer saber a Tristán, que acampaba en Churrutina, que el General Carratalá había llegado a Huamanga y que la vanguardia acampaba cerca de El Carmen. Por otra parte, le hizo saber a su jefe que el General Canterac se acercaba. Ya sabemos que, con este movimiento envolvente, la columna patriota fue derrotada, no habiéndolo podido impedir la acción interesante de doña Manuela Carbajal, que tuvo que ocultarse para no caer en manos de los realistas que la buscaban con intenciones demasiado hostiles, para que ella se dejara prender.
Increíble es todo lo que esta gran dama sufrió para escapar a sus perseguidores, que llegaron hasta ofrecer fuertes sumas a quien la entregara. Su patriotismo y su sacrificio la salvaron, porque propios y extraños encontraron que quien así se ofrendaba a una gran causa debía tener un alma muy bien templada, y pasó la ola roja, sin que la encontrara a su alcance. Todos se confabularon para salvarla. La mayor parte de su fortuna la puso a disposición de la causa patriota y no exigió después indemnización de ninguna clase.
Fuente: Elvira García y García Bert – “La mujer peruana a través de los siglos”
Pág. 246 – Lima, 1924