Un iqueño trascendente: Raúl Porras Barrenechea, entre la historia y la política

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| Por: Miguel Arturo Seminario Ojeda

Historiador, director del Museo Electoral y de la Democracia

de la Dirección Nacional de Educación y Formación Cívica

Ciudadana del Jurado Nacional de Elecciones

La región Ica no solo es un universo de viñedos y algodonales, de valles y de las dunas del desierto; no solo nos admira la laguna de Huacachina y el Señor de Luren, el dulce de frejol colado y los pallares; en todos los tiempos, que se pierden más allá de los habitantes de Paracas y de Nasca, Ica le ha dado al Perú y a Hispanoamérica hombres y mujeres trascendentes que han vencido al tiempo.

Raúl Porras Barrenechea está más allá de haber inspirado -en parte- la letra de la canción “La flor de la canela”, después de escribir un artículo aludiendo al puente, al río y a la alameda, que movieron la sensibilidad y la naturaleza creativa y soñadora de Chabuca Granda, enamorada de Lima y autora de una de las canciones inmortales en el Perú y el mundo.

Raúl Porras Barrenechea

El futuro historiador había nacido en Pisco, lugar con historia nacional, el 23 de marzo de 1897, y moriría en Lima, el 27 de septiembre de 1960. Se hizo trascendente por los diferentes papeles que desempeñó, como los de diplomático, historiador, docente universitario, ensayista y abogado.

Raúl Porras Barrenechea fue hijo de Guillermo O. Porras Osores y de Juana Barrenechea y Raygada, la cual provenía de la aristocracia peruana; era hija de José Antonio Barrenechea y nieta del prócer piurano José María Raygada Gallo, destacado en la gesta de la independencia y que fuera encargado de la Presidencia entre 1857 y 1858.

Con toda seguridad, en Pisco escuchó las tradiciones y los recuerdos del desembarco del general San Martín, quien el 8 de septiembre de 1820 llegó a tierras peruanas, marcando la historia del lugar con una coyuntura que hasta ahora es evocada cada año y se mantiene en el recuerdo de la memoria colectiva, no solo de los pisqueños, sino de todos los iqueños y de todos los peruanos.

Tempranamente dio muestras de su inclinación por las letras, publicando cuentos y destacándose, también, en la traducción del francés al castellano. Tenía 15 años cuando ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos, doctorándose en Filosofía, Historia y Letras; y, por méritos propios, se desempeñó como docente en esa casa de estudios superiores, teniendo a su cargo los cursos de Literatura castellana, Historia de la Conquista y la Colonia, Historia diplomática del Perú, y, finalmente, el curso de Literatura americana y peruana.

Fue uno de los jóvenes que impulsaron el Conversatorio Universitario, junto a Manuel Abastos, Carlos Moreyra Paz Soldán Jorge Guillermo Leguía, Ricardo Vegas García y Guillermo Luna Cartland. En sus viajes de 1918 a Bolivia y a la Argentina fue ganado por los ideales de la reforma universitaria. A su retorno a Lima, enseñó en el Colegio San Andrés y en el Antonio Raimondi. 

Tempranamente ingresó a trabajar en el Ministerio de Relaciones Exteriores, como bibliotecario, en 1922, y desde 1926 se desempeñó como jefe del Archivo de Límites, hasta 1931, lo que lo llevó a participar, durante el oncenio del presidente Leguía, como asesor del comité de límites para la Cuestión de Tacna y Arica.

Porras Barrenechea fue secretario de la delegación peruana en el centenario del Congreso de Panamá, rememorándose al Libertador Simón Bolívar y su proyecto de anfictionía. Sucesivamente actuaría como consejero de la delegación peruana en las conferencias de Río de Janeiro, por el tema pendiente con Colombia sobre Leticia.

Desde 1934, en España, se dedicó a la investigación en el Archivo de Indias y en el Archivo Histórico Nacional, generando grandes aportes para la historiografía, en base a sus múltiples indagaciones, con carácter científico, en archivos y bibliotecas. Gracias a su estadía en Europa y en reconocimiento a su capacidad, en 1935 se desempeñó como delegado en el XXVI Congreso de Americanistas, en Sevilla. Al año siguiente sería ministro plenipotenciario y delegado permanente por el Perú ante la Sociedad de las Naciones.

Vuelto al Perú, en 1956 fue elegido senador por el departamento de Lima, como queda constancia en los libros del archivo del Jurado Nacional de Elecciones, y tras asumir el cargo, se le eligió como primer vicepresidente de su cámara, ocupando la presidencia interinamente por el fallecimiento -en 1957- de José Gálvez Barrenechea.

En 1958 fue nombrado ministro de Relaciones Exteriores, cargo al que, por razones de salud, renunció en 1960. Falleció de un ataque al corazón el 27 de septiembre de 1960, tras dejar una vasta obra que lo ubicaría como uno de los historiadores clásicos del Perú, que había escrito sobre el periodismo, sobre el alegato del Perú por los límites entre Tacna y Arica; la Historia de los límites del Perú, El congreso de Panamá, El testamento de Pizarro, El inca Garcilaso de la Vega, entre otras publicaciones.

Quizá, el libro que resultó el más laureado desde la visión de los historiadores es el de Fuentes históricas peruanas: Apuntes de un curso universitario, que salió a luz en la década del 50 del siglo pasado y que hemos consultado más de una vez; así como hemos leído varios de sus artículos, como el ya mencionado que inspiró en parte la canción La flor de la canela.

Raúl Porras Barrenechea en el ejercicio de cargos políticos

Asimismo, escribió sobre Los cronistas del Perú; sobre Francisco Pizarro y otros temas de gran importancia para la historia. Su nombre se mantiene vigente a través del Instituto que lleva su nombre y en algunas plazas y calles con las que se honra su memoria. Dos de sus alumnos más destacados, Miguel Maticorena Estrada y Waldemar Espinoza Soriano, lo recordaron siempre con estima y admiración.

Pese a la trascendencia de su obra, la figura de Raúl Porras Barrenechea está más asociada a la comunidad académica de los trabajadores del pasado peruano, y a quienes, desde diferentes aristas de las ciencias sociales, prestan atención a la historia. Hace falta campañas de difusión del trabajo y trascendencia del personaje, que es uno de los peruanos más destacados en su actuación en el siglo XX.

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