| Por: Lic. Jesús Acevedo Herrera
Past Decano del Consejo Regional de Ica
Colegio de Periodistas del Perú
Reg. FPP. 5385
Reg. CPP. 030
En estos tiempos vivimos en una época muy agitada, en una sociedad donde los medios de comunicación y las redes sociales fomentan patrones de comportamientos y formas o maneras de relacionarnos en un contexto de informaciones que son alejadas de reflexión, o de tener un pensamiento crítico y una capacidad de elección personal.
Es bastante cierto, no lo podemos negar, que cada día perdemos parte de nuestra esencia; las cosas y hasta nuestra forma de vida son dependientes. Relaciones tóxicas, baja autoestima, estrés, ansiedad y depresión que se convierten en palabras y estados con los que convivimos día tras día, y que forman parte de lo que imaginamos en forma cotidiana.
Hay oportunidades en que muchas veces tenemos miedo al qué dirán y eso nos hace alejarnos poco a poco de nuestra versión auténtica de cómo somos, para convertirnos en un poquito de lo que podemos llegar a ser. Nos hacemos de nosotros mismos un molde construido como si fuera una máscara de perfección que luego no sabemos quitarnos y que nos convierte en esclavos del falso yo que hemos construido para llevar la vida que nos parece “ideal”.
Estamos tan habituados a mirar, admirar e incluso a imitar a los demás, de tal manera que muchos se convierten en autómatas sociales. La mejor muestra de nuestra sinceridad al hablar con alguien -o vivir momentos de la vida- es ser uno mismo, lo que implica aceptar y abrazar quién eres en tu esencia, sin pretender ser alguien que no eres para complacer a los demás. Eso significa que vivimos de acuerdo con tus valores, intereses y creencias, sin miedo al juicio ajeno.
Uno debe entender que ser auténtico nos permite expresarnos genuinamente, sin máscaras ni filtros, y te lleva a una mayor satisfacción y plenitud de la vida. Eso es ser uno mismo. Tu propio pensamiento lo muestras sin vanidad alguna, transformándose en lo mejor que nos puede pasar a todos. Si bien es cierto que hay muchas personas que no tienen confianza en sí mismo, que no les gusta cómo son, que se creen inferiores a los demás, todo ello origina importantes problemas dentro del campo de trastornos psicológicos, como puede ser la dependencia emocional, fobia social, complejos, ansiedad, tristeza, etc.
Debemos ser uno mismo, sobre todo saber que lo cometido como persona le pertenece y eso implica que debemos aceptar tal y cómo es. Todos tenemos defectos o aspectos que podemos mejorar, pero no menos cierto es que todas las personas tenemos virtudes o cualidades que nos hacen ser especiales para nosotros mismos y para los demás. Ser uno mismo como persona y dueño de sus actitudes como persona debe ser única e irrepetible, y, entre todos, somos miembros de una sociedad que nos ayude a construir un mundo sin ataduras, exigencias e imposiciones.
Es evidente que eso implica que debemos descubrir dentro de nosotros el gran potencial que poseemos para dirigir nuestras vidas. Todas las personas podemos aportar conocimientos, experiencias, cariño, respeto, honestidad a nosotros y a los demás. Eso significa que nunca dejamos de aprender y decidir por nosotros mismos. Siempre es mejor que seamos nosotros mismos que una copia de otra persona. El arte de ser nosotros mismos, significa libertad para elegir, aunque, a veces, algunas cosas no nos salgan bien; la libertad de poder vestir, opinar, comunicar lo que consideramos importante sin miedo a la censura ni a los reproches.
El arte de ser uno mismo nos hace sentirnos orgullosos, dignos, satisfechos, dichosos. Por el contrario, no ser nosotros mismos hará que caigamos en un espiral de dolor, insatisfacción e infelicidad, dejando que sean los demás los que se metan en nuestras vidas y nos digan lo que es mejor para nosotros y qué clase de personas debemos ser. Ser uno mismo es ser crítico con la realidad, exponer lo que nos gusta y lo que nos afecta. No debemos consentir que los demás se adueñen de nuestra propia vida.