Por: Miguel Arturo Seminario Ojeda
Historiador, director del Museo Electoral y de la Democracia
de la Dirección Nacional de Educación y Formación Cívica
Ciudadana del Jurado Nacional de Elecciones
En 1980, por una coincidencia, en la ceremonia organizada por la Asociación Nacional de Escritores y Artistas -ANEA- conocí personalmente a Magda Portal, cuyo nombre e imagen me eran familiares. Estaba cargada de un dinamismo pocas veces visto, se notaba en sus gestos que su espíritu de mujer luchadora continuaba en ella, y solo se acabaría el día de su muerte.
Magdalena Julia del Portal Moreno nació en Barranco, Lima, el 27 de mayo de 1900, y falleció a los 89 años, el 11 de julio de 1989, dejando su nombre inscrito en el de las mujeres trascendentes en el campo de la literatura y de la política, escenario en el que estuvo desde la década del 20, del 30, y hasta los años 40, fuertemente ligada a la Alianza Popular Revolucionaria Americana, Partido Aprista Peruano. Fue hija de Pedro Pablo Portal Ortega y Rosa Amelia Moreno del Risco
Se formó en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, y desde entonces, 1928, hasta 1948, se ligaría al Partido Aprista Peruano. Esta poeta, narradora y activista social estuvo al lado de Víctor Raúl Haya de la Torre, renunciando a su militancia en 1948. Fue una gran conocedora de la realidad nacional, al viajar por buena parte del Perú en un tiempo en el que las vías de comunicación no tenían las características que ahora permiten un desplazamiento más cómodo y rápido.
Cuando se lee los 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana, de José Carlos Mariátegui, se observa el reconocimiento que hace a la escritora y política, pese a no compartir con ella la misma ideología política; la señaló como “la primera poetisa del Perú”.
Dentro de su activismo social se destacó, desafiando al sistema socio político de su tiempo, en favor de los derechos civiles de las mujeres. Y hasta donde se presume, fue la primera representante del feminismo militante en el Perú, ya que otros movimientos feministas no tenían el carácter que ella imprimió con sus acciones.
Desde Barranco la familia se trasladó al Callao, perdiendo a su progenitor cuando tenía 5 años de edad, experimentando la familia una serie de injusticias. Tras seguir sus estudios secundarios en la media comercial, empezó a trabajar y a cursar estudios superiores como alumna libre, modalidad muy usual en esos tiempos, cuando la mujer no gozaba de la existencia social que ahora experimenta; ahí conoció a César Vallejo, Antenor Orrego, Alcides Spelucin y a otros destacados intelectuales, que la motivaron a seguir con sus propósitos.
Trayectoria literaria y política
Magda Portal escribía cuentos y poemas, y publicó por primera vez en 1920, en la revista Mundial, época en la que se fortalecieron sus inquietudes políticas y sociales a partir de las situaciones de injusticia que vivió, y tras hacer empatía con la realidad de los postergados y explotados en su país. Ganó los juegos florales de 1923, organizados por la UNMSM, disgustándole la postergación que sufrió por ser mujer, ya que decidieron darle el segundo premio y no el primero, que le correspondía. Su reacción fue muy comentada por la prensa escrita a nivel nacional, haciendo que su nombre empezase a hacerse conocido.
En 1927 fue implicada en lo que se consideró un complot comunista, sufriendo destierro a Cuba y a México, país en el que en 1928 se afilió al APRA, tras esto, y dedicándose a la política, realizó una gira de militancia por las Antillas y Colombia, con miras a cumplir con la propuesta de unir a Latinoamérica contra la oligarquía. Pese a esta decisión, nunca perdió sus contactos con José Carlos Mariátegui, y regresó al Perú sin poder desembarcar por la persecución política en su contra, haciéndolo en Chile, donde fue detenida 8 días por presunta propaganda subversiva.
Regresó al Perú después del golpe de Estado del comandante Luis Miguel Sánchez Cerro contra el presidente Leguía, actuando abiertamente dentro del Partido Aprista Peruano como secretaria de asuntos femeninos, y por esto estuvo en la mira de los sanchecerristas, que perseguían todo lo que era aprismo.
Sufriría nuevas persecuciones en los gobiernos sucesivos, como el de Oscar R. Benavides, durante el que fue encarcelada casi dos años. Obtenida su libertad pasó a Bolivia y a Chile, continuando con su quehacer literario. Regresó al Perú en 1945, recorriéndolo como conferenciante, logrando captar la atención de apristas y de no apristas; se le designó secretaria de asuntos femeninos dentro del PAP y sería, paralelamente, directora del Movimiento Nacional para la Educación de las Mujeres. En medio de esto, en 1946 organizó la primera Convención Nacional de mujeres apristas, que llegó a presidir.
Empezó a alejarse del Partido Aprista Peruano por los cambios que se experimentaban y con los que no estaba de acuerdo, por considerarlos contrarios a la doctrina antimperialista. En 1948 se enfrentó públicamente con Haya de la Torre, en un momento en el que la Constitución y las leyes electorales no existía opción para el voto femenino en elecciones generales, por lo que se les iba a considerar solo como simpatizantes y no como militantes dentro del partido político por el que había dado su tiempo. Se alejó de la política y retomó la vocación literaria que le daría grandes satisfacciones, como el ejercicio -por doce años- de la representación del Fondo de Cultura Económica, de México.
Primero fue secretaria de la Asociación Nacional de Escritores y Artistas, que fue cuando la conocí personalmente; al poco tiempo fue presidenta por seis años, de 1980 a 1986, cuando la ANEA tenía un sitial de reconocimiento dentro del mundo intelectual peruano y grandes figuras lo conformaban como socios.
Se recuerda a Magda Portal como una abanderada del movimiento feminista. Y cuando triunfó Alan García como presidente aprista del Perú, rechazó su propuesta de reincorporación al Partido Aprista Peruano, pronunciando la frase: “Yo avanzo, no retrocedo”.
Entre sus publicaciones relacionadas con la lucha por la ciudadanía femenina y los derechos de la mujer, se cuentan: Hacia la mujer nueva, publicado en 1933; y; Flora Tristán, la precursora que salió en 1944, y en 1983.
Los reconocimientos a Magda Portal continuaron después de su muerte en un hospital estatal. Tras la creación del Ministerio del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), en el 2022 recibió un reconocimiento póstumo al otorgársele la condecoración “Orden al Mérito de la Mujer” por su defensa de los derechos de la mujer y la promoción de la igualdad de género. En cada exposición sobre la lucha por los derechos de la mujer, que se organiza desde el Jurado Nacional de Elecciones, se le considera como una de ellas, por las sobradas evidencias documentales que existen.