LA VOZ DE LOS BICENTENARIOS

Mg. Juan Carlos Romaní Chacón

Presidente del Comité Patriótico Bicentenario

de la Independencia del Perú – Provincia de Ica

6 de agosto de 1868 – 2024

Homenaje: 156 años del fallecimiento del general Juan Pardo de Zela, prócer de la Independencia del Perú

En mayo de 1821 fue liberado de la fortaleza Real Felipe del Callao
En noviembre de 1821 creó el Regimiento de Caballería de Milicias Cívicas de Ica

El pasado martes 6 de agosto conmemoramos 200 años de la batalla de Junín y dedicamos un artículo especial, revalorando a los próceres iqueños que combatieron en tan memorable y decisiva batalla: Francisco de Paula Cabrera, Antonio Elejalde Giraldo y Juan Pablo Fernandini. Por coincidencia, el 6 de agosto también recordamos a un hombre que hizo mucho por Ica y por el Perú, y que hoy presentamos a la niñez y juventud iqueña del Bicentenario.

Datos extraídos de internet

Juan Pardo de Zela y Vidal (1788-1868) fue un militar español y peruano. Nacido en Ferrol en 1788. Estaba casado con la limeña Tomasa de Urízar y Bernales, con quien tuvo a sus cuatro hijos: Juan, José Sebastián, Amalia y Teófilo Baldomero. A los doce años embarcó en el barco de su padre en las correrías contra corsarios ingleses, hasta desembarcar en Buenos Aires. En 1811 y 1813 lucha en el Ejército del Norte durante la primera y la segunda campañas en el Alto Perú. Cuando había alcanzado el grado de teniente coronel, es capturado en Ayohuma y llevado a Lima.

El joven español americano Juan Pardo de Zela y Vidal, nacido en El Ferrol – España, pero criado desde niño en América; también sufrió el desprecio y marginación de sus paisanos, los españoles peninsulares. Lo mismo ocurrió con Juan Antonio Álvarez de Arenales, también nacido en España y criado y educado en América. Ambos bravos soldados, renunciaron a los ejércitos del Virreynato del Perú y se pasaron a las huestes patriotas, cansados de las humillaciones, por el solo hecho de no haber sido criados y educados en la Madre Patria. Y en Ica, ambos héroes olvidados dejaron su huella de coraje y resistencia. Arenales capturó la ciudad de Ica el 6 de octubre de 1820 y plantó la bandera de reclutas en la plaza de armas de Ica, y desde aquí dirigió las primeras operaciones militares victoriosas, en todo el ámbito de lo que hoy es el departamento de Ica, y luego dirigió la Expedición de la Sierra por orden del Libertador San Martín, tomando las ciudades de los actuales departamentos de Huancavelica, Ayacucho, Pasco, Junín y Lima… enarbolando la Primera Bandera del Perú independiente, creada oficialmente mediante decreto firmado por San Martín, en Pisco, el 21 de octubre de 1820, y en la misma fecha, proclamando la independencia de Ica, en cabildo abierto. A su turno, Juan Pardo de Zela, el prisionero de guerra de la gran fortaleza del Castillo Real Felipe, del Callao, fue puesto en libertad por un canje de prisioneros, gestionado por el Libertador San Martín. El joven y, a la vez, veterano oficial, Pardo de Zela; llegó a Ica en setiembre de 1821, con la misión de crear los Regimientos de Caballerías de Milicias Cívicas de Ica para la autodefensa de estos territorios, en base a los bravos campesinos y arrieros iqueños; y, desde el cuartel general de Ica envió armamento y partidas de guerrilleros patriotas para apoyar a nuestros hermanos de Huancavelica y Ayacucho, en coordinación directa con el general José de San Martín. Sin embargo, el legado de ambos próceres de la independencia sigue durmiendo en un rincón de los archivos y bibliotecas del Perú y el extranjero. Nosotros, modestamente, ofrecemos a la nueva generación de iqueños del Bicentenario algunos datos que demuestran la calidad humana, la gran inteligencia y preparación militar de estos ilustres personajes, que merecen libros, revistas, series de televisión y películas.

Juan Pardo de Zela Urízar

Juan Pardo de Zela Urizar, (Lima, 16 de abril de 1829 – id. 24 de junio de 1881) fue un marino peruano. Fue el primer comandante de la corbeta América y luchó en el combate del Callao de 1866. Hijo del general Juan Pardo de Zela Vidal y de Tomasa Urizar Bernales. Su padre, natural de Ferrol, había sido un oficial del ejército rioplatense que invadió el Alto Perú entre 1811 y 1813, siendo capturado por los realistas tras la batalla de Ayohuma y trasladado a Lima, donde se benefició de un canje de prisioneros, enrolándose luego en el Ejército Libertador de José de San Martín para servir enseguida en el ejército peruano.

Las memorias de Juan Pardo de Zela y Vidal

Juan Pardo de Zela, en sus memorias nos dice: “…el Virrey Pezuela fue depuesto por sus mismas tropas y el general La Serna fue nombrado para sucederle; notabilísimo contraste, el uno todo ferocidad, brutalidad e ignorancia, y el otro todo humanidad, política y capacidad; la administración varió de política y con ella participamos nosotros de su influjo: dos horas se nos concedieron por la mañana para que tomásemos ambiente, y otras dos horas por la tarde: con ellas íbamos vivificándonos después de siete años de un encierro perpetuo y sin contemplación. Empero, cuando lo empezamos a tener fue después de haber hecho desaparecer la guadaña de la muerte de algunos de nuestros jóvenes compañeros, y cuando el mayor número gozaba libertad; sin embargo, vivíamos entre la esperanza y el temor que nos hacía esperar con resignación que nuestros males ya no serían duraderos. En uno de estos melancólicos días se presentó en la prisión el señor Abreu, que se decía generalmente ser un agente del gobierno español para mediar en las desavenencias y reclamos de patriotas y realistas, me cupo la felicidad de tener una reunión con él, recorriendo su vista por el recinto de nuestra prisión; y después de haberme oído, me consoló que muy pronto desaparecerían nuestros males y quejas. Horrorizado al observar el tenaz capricho de nuestro opresor y el inmundo sótano, donde con tanta resignación sufríamos por un sistema que era imposible pudiese retrogradar, este humano español consoló nuestro infortunio con sus mal concertadas palabras, y me prometió interponer su influjo para que cesasen nuestros males, lo cumplió. A los pocos días se nos hizo saber estábamos canjeados y que debíamos marchar tan pronto como el general San Martín mandáse un buque que nos condujese.

El 3 de mayo de 1821 fue el día destinado para la aurora de mi libertad y la de mis siete compañeros. Recibimos en él la orden de dejar nuestro cautiverio para embarcarnos en la goleta “Dolores” (a) “La Golondrina”, que fue la destinada para recibirnos, y nuestro corazón sobresaltado desconfiaba entre el temor y la alegría: no creíamos lo mismo que tocábamos, porque aún en nosotros había desaparecido la esperanza después de siete años, cinco meses, dieciocho días, en que agoté todos los recursos de una filosofía consoladora, poniendo en ejercicio una paciencia que no pudo ser contrarrestada por las ofertas de una humanidad interesada, y siempre esperanzado en ver la aurora de mi libertad, o bajar al sepulcro resignado con no haber degradado un pacto solemnemente jurado a la faz del universo en que fueron testigos el cielo y los hombres, muchos de ellos compañeros de mi infortunio, a pesar de que mi situación era más penosa, en razón de que mi presencia irritaba a los que me consideraban que había renunciado a una patria legítima por solicitar una adoptiva que aún no estaba formada y que se luchaba por conseguirla…”

Nota Anterior

Comité de Gestión presenta Plan de Acción de los Acuíferos de Ica 

Siguiente Nota

Policía intensifica operativo «Amanecer Seguro» en Pisco

Últimas noticas en Columnas

Cajón de sastre

MANOS Segundo Florencio Jara Peña Era la primera vez que se subiría en un bus. Hasta…

ENFOQUE REGIONAL

Arde el Perú Por: Luz Mery Canales Trillo @LuzCanalesTrillo Vicegobernadora regional de Ica El Perú arde…