Caída de segundo árbol causa alarma en el balneario de Huacachina

| Daniel Bravo Dextre

En el lapso de sólo tres días, Huacachina vuelve a hacer noticia por la caída de un segundo árbol fuerte y frondoso, el cual -al igual que al primero- no resistió la humedad al haber quedado con las raíces expuestas a causa de las obras de construcción de veredas que han sido hechas a desnivel.

Por suerte, tal como ocurrió en el primer caso, la caída del espino de más de 50 años de existencia no afectó a ninguna persona, tomando en cuenta que el accidente ecológico se produjo ayer alrededor de las 3:00 de la tarde, cuya hora es muy transitada por los visitantes locales, nacionales y extranjeros que todos los días llegan al balneario.

Sin embargo, la amenaza continúa, ya que en esa zona de la Alameda de Huacachina aún queda un tercer árbol espino que está con las raíces expuestas a causa de los trabajos ejecutados por la municipalidad de Ica, cuyo supervisor de obra aún no aparece.

Por tal motivo, el coordinador general del Grupo Oasis, Francisco Massa, cuya institución actúa como guardiana de Huacachina, está responsabilizando a la municipalidad de Ica, de la cual fue regidor en el periodo 2003-2006, de cualquier hecho trágico que pueda acontecer en caso se produzca la caída del tercer árbol. Lamentablemente, en Ica tenemos nefastas experiencias por la caída de árboles que mataron personas.

Reacciones

Si bien es cierto, los espinos no están en peligro de extinción y no son protegidos por ley como el huarango, pero es el caso que son originarios de los valles costeños e interandinos de Perú y Ecuador. Es un árbol mediano con copa aparasolada y tronco sinuoso, valorado por su sombra y madera resistente. Fija el nitrógeno del aire, enriqueciendo el suelo.

Los espinos son especies forestales maderables y, por consiguiente, están bajo la protección del Serfor para que no se abuse de su tala, debido a su gran valor en el ecosistema.

Creemos que Serfor no va a esperar que se caiga el tercer árbol que corre peligro en Huacachina, por lo que, a través de sus técnicos, debe plantear un plan de reforzamiento de ese espino que tardó más de 50 años en crecer, dar sombra y purificar el ambiente. Una de las alternativas sería apuntalarlo y cortarle algunas ramas para que no ceda por el peso.

Es mal antecedente que seamos depredadores de la naturaleza, tal como ha ocurrido con las obras de saneamiento en la Av. Juan de Loyola, donde la contratista taló varios árboles para hacer zanjas. Igual pasó hace ocho años con las exóticas acacias que existían a lo largo de la Av. Matías Manzanilla, las cuales fueron taladas para construir nuevas veredas. 

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