El tradicional Cementerio General de Pisco, con una antigüedad que data del año 1850 y con un área de 25,000 m2 (dos y media hectáreas), tiene hasta el momento alrededor de 20 mil cuerpos sepultados y en el día de Todos los Santos se llena de música, tradición y nostalgia; es así como cientos de familias rendían homenaje a sus seres queridos.

Anabel Morón, fue una de las visitantes que junto a sus hijos llegó desde Cañete a la tumba de su padre fallecido en el año 2020, a consecuencia del covid-19; al llegar a este campo santo pasaban los minutos y no encontraba personal que ofreciera servicio de escalera, fue aquí que decidió que su hija de 11 años en una arriesgada maniobra subiera hasta lo alto del pabellón y colocar los ramos de flores. “En estos momentos las escaleras están totalmente ocupadas y venimos con corto tiempo a verlo. por el viaje; nos la hemos ingeniado para que la más delgada de mis niñas subiera hasta arriba y llegar a poner las flores como a mi padre le gustaba y así cumplir la promesa que le hicimos”, manifestó Anabel, asegurando que llegar desde lejos y visitar la sepultura de su progenitor es una forma de mantener viva su memoria.
Muchas tumbas se encontraban adornadas con flores y decoraciones; algunas lucían abandonadas, sin ningún nombre o señal de visita.

Por parte de la Sociedad de Beneficencia de Pisco, a cargo de su presidente Santiago Peña Portillo, decidieron, junto a los trabajadores del camposanto pisqueño, mantener el orden y la limpieza, y también prohibir el ingreso de bebidas alcohólicas. «Para esta fecha han llegado familias de diferentes partes del país, siendo un aproximado de 2,500 personas que visitaron a sus deudos. Muchos han sido comprovincianos quienes aprovecharon el feriado largo de tres días; ello también ha conllevado reuniones familiares frente a los nichos como parte de nuestra costumbre e identidad», puntualizó Santiago Peña.
(Felipe Olivares Mozo)