
Por: Luz Mery Canales Trillo
@LuzCanalesTrillo
Vicegobernadora regional de Ica
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Esta semana estuve en Cusco, en una reunión con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), la agencia principal de la ONU que se dedica a la salud sexual y reproductiva, ante la preocupación de cifras alarmantes en el país sobre el registro de matrimonios infantiles y uniones tempranas (MUIT) frustrando la vida de muchas niñas.
En la última década se han registrado más de 4 mil matrimonios entre adultos y menores de edad en el Perú. Una investigación de la ONG CHS (organización de protección infantil contra la trata de personas). De los 21,929 casos de violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes registrados en 2023 por el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), 92% se dieron en personas de sexo femenino. Es decir, cada día, 50 niñas y adolescentes fueron abusadas.
Esta es una realidad dolorosa, hemos escuchado testimonios de niñas queriendo tener una vida libre de violencia pero que muchas veces sus padres las obligan a casarse desde muy pequeñas. En zonas rurales de la selva y la sierra, consideran erradamente que es parte de la cultura generacional que sus pequeñas puedan iniciar una vida de pareja desde muy temprano. Algunos incluso lo han tomado como una costumbre cultural de aquellas zonas poco accesibles. Estas son barreras generacionales que nos unimos para derribar en protección a las niñas y adolescentes que merecen una vida digna donde tengan la oportunidad de desarrollar una vida profesional y académica respetándose sus etapas de vida.
No es posible que una niña que aún no ingresa a su juventud pase a ser ama de casa, madre y esposa. Las uniones tempranas frustran su proyecto de vida. Recientemente en el Perú se aprobó la ley No 31945, ley que prohíbe el matrimonio de menores de edad. Este es un avance, pero no es suficiente la ley; por ello, la Asociación Nacional de Vicegobernadores y Vicegobernadoras del Perú -ANVIPE- junto a UNFPA, hemos firmado un acta de compromiso para trabajar lineamientos específicos desde la gestión pública y trasladarla a cada una de las regiones del Perú, con la finalidad de ejecutar un plan de acción para derribar muros generacionales y proteger a las niñas y adolescentes del país.
Compartimos la misma preocupación desde la ANVIPE y como presidenta de esta asociación nos comprometemos que trabajar por el bien de los más vulnerables. Desde la Amazonía del Perú, donde se reportan más casos, se viene impulsando un trabajo de descentralización de políticas públicas para reducir estas cifras alarmantes que ponen en evidencia los problemas generacionales, mal interpretados como costumbres o cultura. Se respeta todo acto y acción costumbrista y cultural de cada uno de los pueblos de nuestro maravilloso Perú, pero no podemos permitir que la violencia contra las niñas sea considerada un acto cultural. Las niñas y adolescentes merecen una vida digna y que el Estado y sus autoridades velen por su buen desarrollo como seres humanos.