Papá Noel: primer turista del mundo

Por: Elena Tejera

Magister en Turismo y Comunicación

Directora de TurismagazineDestinos


Este año viviremos y sentiremos las navidades de manera especial y en circunstancias inesperadas, y ustedes, mis dilectos lectores que nos han seguido ya durante 16 años consecutivos, la mayoría conoce el significado de nuestras palabras, porque semana a semana nos proyectamos en nuestro real sentir, y, aunque no nos conozcamos así físicamente, no obstante, hemos creado un lazo de afinidad que permanece a través de los años.

Este año teníamos muchas expectativas. Se cumplieron algunas y otras no… porque la vida es así, llena de luces y sombras; sin embargo, siempre hemos estado en contacto diario tratando de dar lo mejor de nosotros mismos en relación a nuestro trabajo profesional, es la razón por lo que insertamos este editorial navideño, ya que es una ilusión escribirlo

Papá Noel…… el solo pronunciar estas dos mágicas palabras nos transporta a un mundo de ensueño, inocencia y de mágico ensueño, porque no me negará -amigo lector- que usted también creyó alguna vez en Papa Noel, Père Noël, Santa Claus, Bon Natale, Babbo Natale, Viejito Pascuero, Colacho, San Nicolás, Papai Noel, Weihnachtsmann, o como lo nombren en su país… Y nos colma de ternura que aún existan niños en el mundo que están convencidos de su existencia, y quiera Dios que la tecnología no les quite nunca esa inocencia a los niños…

Papá Noel, único, es el primer turista del mundo que viaja por caminos sin distancias, conduciendo su enorme trineo tirado por renos de gráciles patas impulsadas por la fuerza de las estrellas, incitándonos a viajar “Al País de Nunca Jamás” o “Neverland”, al cual sólo se llega teniendo la ingenuidad de un niño y “girando en la segunda estrella a la derecha, y volando hasta el amanecer”.

Papá Noel, turista privilegiado por el amor, al que se le abren las puertas de millones de hogares del mundo cristiano con libertad infinita, y es recibido con cristalina alegría por niños. Qué felices serían los “adultos” si compartieran estas tradicionales fechas con ese mismo idealismo. ¿Por qué no dejarse llevar por el niño que habita en lo más profundo de nuestro ser?  Cuya esencia no debemos perder jamás para no perder la sal de la vida.

Papá Noel no se preocupa de visas, monedas, climas, ni lenguajes exóticos, sólo le basta el idioma universal del amor y la alegría.

Puesto que el turismo es paz e integración, para este inveterado viajero del tiempo, no existen contrastes entre negros, indios, chinos, blancos, cobrizos, ni la infinita gama del mestizaje eterno. ¿Puede existir manera más sublime de integración o “inclusión social”, como es la frase de moda? Además, viaja por el mundo y no contamina el ambiente… por lo tanto es el precursor del turismo sostenible, limpio y cero en carbono.

Sólo para recordar el origen supuesto de este amado personaje que tiene tanto poder y magnetismo. La leyenda está inspirada en el obispo cristiano de origen griego llamado Nicolás, que vivió en el siglo IV en Anatolia, en los valles de Licia (en la actual Turquía). San Nicolás, es uno de los santos más amados de la Iglesia, especialmente por la mítica leyenda de proveedor de juguetes a los niños en vísperas de Navidad. En el norte de Europa encarna a la magnánima figura de PAPA NOEL.

Empero, aunado a este quimérico viajero, gozosamente para todos los cristianos también nos recuerda la llegada de un niño, que llegó hace 2024 años para enseñarnos que existe un mundo mejor…

Como dice el papa Francisco, “estas fechas nos invitan a descubrir un espacio interior, donde se encuentran los odios, los amores, los perdones, ese rincón del alma donde se acumula todo un mundo, en el cual se da este encuentro con Jesús y se representa como el niño de Belém”.

Lo grandioso de estos días de Navidad es que permiten aflorar en nuestro interior ese niño que nunca debe morir en nosotros. Lo material no interesa, el valor lo confiere lo que como ser humano puedes dar, ya que lo “material sólo da sentido a lo material y pasa rápidamente; lo esencial es el alma, ya que al amor sólo le basta una mirada, un gesto… más aun cuando el amor de Jesús es infinito y no se mide en tiempo ni espacio».

Dilectos lectores y amigos, todo el staff de TurismagazineDestinos les desea una hermosa -en lo que cabe- Feliz Navidad desde nuestra amada Lima… Perú.

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