Lo que la pandemia va dejando en educación y salud mental

Luis Edgardo Figueroa Montes Médico patólogo clínico. Director de Medicina del Laboratorio www.medicinadellaboratorio.com

A casi 2 años del inicio de la pandemia por el SARS-CoV-2 en nuestro planeta, el avance de la ciencia e investigación médica ha permitido -de forma lenta y sostenida en los diferentes países- ir flexibilizando las disposiciones para una nueva convivencia. En este escenario el incremento de más personas vacunadas será esencial para liberarnos de las mascarillas y retornar nuestras actividades de forma tradicional.

En este contexto, el impacto que se está generando en sectores como la educación y salud mental en los países, su comprensión y desafíos, será parte integral de las estrategias en políticas públicas en el futuro. Veamos este impacto en los sectores mencionados.

Educación: el grave impacto de la pandemia en la educación mundial impulsa a remediar el aprendizaje perdido, hacer que la educación sea gratuita y accesible, y se debe ampliar el acceso al internet y su penetración en los países de medianos y bajos ingresos. Los gobiernos deberían tomar medidas urgentes para reparar los daños causados en la educación de los niños, niñas y adolescentes tras la interrupción sin precedentes provocada por la pandemia del coronavirus (1).

Muchos gobiernos no contaban con las políticas, la infraestructura y recursos necesarios para desarrollar el aprendizaje en línea de manera que se garantizara que todos los niños y las niñas pudieran participar en igualdad de condiciones. «Ahora que millones de niños y niñas se vieron privados de una educación durante la pandemia, es el momento de reforzar la protección del derecho a la educación mediante la reconstrucción de sistemas educativos mejores, más equitativos y sólidos» (1)

Los gobiernos deberían abordar tanto el impacto de la pandemia en la educación de los niños como los problemas preexistentes. A la luz de las profundas presiones financieras sobre las economías nacionales a causa de la pandemia, los gobiernos deberían proteger y priorizar la financiación de la educación pública (1).

En mayo de 2021, las escuelas de 26 países continuaban cerradas y en 55 países estaban parcialmente abiertas. Se calcula que el 90% de los niños, niñas y adolescentes en edad escolar del mundo han visto interrumpida su educación por la pandemia, según la UNESCO (2).

Salud mental: la pandemia y la recesión económica han afectado negativamente la salud mental de muchas personas y han creado nuevas barreras para las personas que ya padecen enfermedades mentales y trastornos por uso de sustancias. Durante la pandemia, en promedio, 4 de cada 10 adultos en los EE.UU. informaron síntomas de ansiedad o trastornos depresivos. Una encuesta de seguimiento sobre salud encontró que muchos adultos están reportando impactos negativos específicos en su salud mental y bienestar, como dificultad para dormir (36%) o para comer (32%), aumentos en el consumo de alcohol o de sustancias (12%), y empeoramiento de las condiciones crónicas (12%), debido a la preocupación y el estrés por el coronavirus. A medida que avanza la pandemia, las medidas de salud pública necesarias y en curso exponen a muchas personas a situaciones relacionadas con resultados de salud mental deficientes, como el aislamiento y la pérdida del empleo (3).  A medida que los formuladores de políticas continúen discutiendo acciones adicionales para aliviar la carga de la pandemia del covid-19, será importante considerar una mayor necesidad de implementar servicios para mejorar la salud mental de los ciudadanos (3).

En el Perú, la Defensoría del Pueblo detectó que más de 373 mil estudiantes de instituciones educativas públicas no accedieron a la estrategia educativa «Aprendo en casa». El Ministerio de Educación refiere que estos estudiantes deben recibir recuperación de clases. De acuerdo con el informe «Los costos y la respuesta ante el impacto de la pandemia de covid-19 en el sector educativo de América Latina y el Caribe», del Banco Mundial, esta región sería la segunda con mayor crecimiento en la «pobreza de aprendizaje» (4).

La prevalencia de vida de trastornos mentales -a nivel nacional- es de 33,7% (9´510,397 personas), según el Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado en 2020. Por la pandemia, esta afección se ha aumentado. El Gobierno asignó 551 millones de soles e impulsó la instalación de más de 300 centros comunitarios. Asimismo, se abrieron 155 Centros de Salud Mental Comunitarios. Pese a las actividades de implementación en Salud Mental, sigue siendo mínimo el abordaje: 8 de cada 10 pacientes con trastornos mentales no reciben un adecuado tratamiento (5).

Por todo lo mencionado es crucial que el actual gobierno impulse mejoras en la educación y en la salud mental de todos los peruanos. Que las mejoras se evidencien en el corto y mediano plazo.

Enlaces de interés

1. https://www.hrw.org/es/news/2021/05/16/el-grave-impacto-de-la-pandemia-en-la-educacion-mundial

2. https://es.unesco.org/covid19/educationresponse

3. https://www.kff.org/coronavirus-covid-19/issue-brief/the-implications-of-covid-19-for-mental-health-and-substance-use/

4. https://ojo-publico.com/2644/el-desolador-impacto-de-la-pandemia-en-el-aprendizaje

5. https://elcomercio.pe/corresponsales-escolares/historias/salud-mental-en-tiempos-de-pandemia-consejos-para-el-control-de-emociones-lima-noticia/

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