|Por: Humberto Fajardo
Finalizadas las recientes elecciones, la reunión entre los presidentes de la República y el Congreso hacía presagiar un respiro a los enfrentamientos y escaramuzas que ya se habían hecho cotidianos.
Sin embargo, en plena Asamblea General de la OEA en Lima, le vuelven a negar que el presidente Castillo pueda viajar a Europa del 12 al 18 de octubre para visitar a la presidenta de la Comisión Europea, la Santa Sede del Vaticano y, en Italia, al Foro Mundial de la Alimentación, auspiciado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura, más conocida como FAO.
El impedimento de salida del mandatario genera la imagen de un Congreso devaluativo en política exterior. O sea que los congresistas, que ganaron con un voto en contra, deciden en una actitud insana de privilegios, cuando para eso no los ha elegido el pueblo.
Lo que ganan ambos poderes es el descrédito total de los peruanos, a la par de más repercusión y vergüenza.
En el Congreso siguen codeándose los parlamentarios que han firmado un pacto tácito con el gobierno, aparentando mellar la estabilidad del presidente Castillo, cuando lo único que les interesa es garantizar sus jugosos sueldos hasta el 2026.
Y lo que más escándalo ha causado es que ninguna comisión ha cumplido sus metas. Se gastan millones de soles. Son 19 y ni siquiera reportan las inasistencias y menos justifican su ausencia, pero sí cobran sueldo completo.
