LA VOZ DE LOS BICENTENARIOS

| Mg. Juan Carlos Romaní Chacón

Presidente del Comité Patriótico

Bicentenario de la Independencia del Perú Provincia de Ica

202 años de la batalla de Azapampa – Huancayo – 29 de diciembre de 1820

La epopeya de las milicias cívicas de Ica, Tarma y Jauja.

La dramática campaña de la sierra de la División del Sur, de los comandantes patriotas José Félix Aldao, Isidoro Caravedo Álvarez y del Escuadrón de Caballería “Auxiliares de Ica”

En la batalla de Azapampa, los pobladores wankas, con los campesinos iqueños, resistieron ante el ejército español y no dejaron que dominen la ciudad de Huancayo Cientos de aguerridos patriotas fueron masacrados con cañonazos y cargas de caballería realista. Los patriotas iqueños y wankas resistieron y vendieron cara su derrota, para después reorganizarse y seguir combatiendo hasta la victoria decisiva del 9 de diciembre de 1824. El legado de coraje y resistencia de nuestros antepasados wankas e iqueños jamás debe olvidarse, porque es parte esencial de nuestra identidad regional y nacional.

Esta es la historia de las primeras acciones de armas del naciente Ejército del Perú Independiente; la gesta heroica del Regimiento de Ica, integrado por milicias cívicas; vale decir, por aguerridos campesinos iqueños con escasa instrucción militar, y del Escuadrón de Caballería “Auxiliares Patriotas de Ica”, integrado por 96 jinetes afroperuanos, entrenados personalmente por el general don José de San Martín, que impulsó la creación de dicho escuadrón, a imagen y semejanza del legendario Regimiento de Granaderos a Caballo del Ejército de los Andes.

Es la dramática historia de una pequeña guarnición patriota de la ciudad de Ica, cuyas órdenes eran proteger a la población y sostener su independencia, proclamada y jurada el 21 de octubre de 1820, con el coronel argentino don Juan Antonio Álvarez de Arenales, comandante de la victoriosa Expedición de la Sierra; una división del Ejército Unido Libertador acantonado en Pisco. El veterano coronel argentino Arenales y su ejército expedicionario; en la tarde de aquél histórico 21 de octubre iniciaron la marcha de campaña rumbo a la sierra, tomando el camino del río Ica, aguas arriba, rumbo a los actuales distritos de San Juan Bautista, La Tinguiña y San José de Los Molinos, y cruzar hacia Tambillo y Castrovirreyna, de la actual región Huancavelica.

Atrás quedaban “los pueblos libres” de Chincha, Pisco, Ica, Palpa, Changuillo, Nasca y Acarí, con la incertidumbre y amenazados, no solo por el regreso y las represalias del Ejército Realista sino por los ciudadanos que eran partidarios del Rey y del gobierno español, que se enfrentaban al bando de los patriotas -que eligieron la causa de la libertad e independencia- a quienes les llamaban despectivamente como los “rebeldes” o “insurgentes”. Las conspiraciones, intrigas y traiciones entre los mismos peruanos, criollos, indios, mestizos, negros esclavos, negros libertos, eran el pan de cada día.  Esta es la historia de los campesinos iqueños, que conformaron la División del Sur, la valerosa retaguardia de la Expedición de la Sierra del coronel Arenales; una pequeña e inexperta división patriota con la misión de proteger la ciudad de Ica y conformar nuevas tropas de milicias cívicas. Los comandantes Bermúdez y Aldao, de la División del Sur, la pequeña guarnición iqueña, empezaban a formar nuevos elementos, nuevos contingentes de sangre peruana (21 de octubre al 26 de noviembre de 1820); pero, enterados que desde Lima el virrey Pezuela envió un poderoso y veterano destacamento para reconquistar el partido de Ica, tuvieron que organizar la retirada ESTRATÉGICA y abandonar la plaza en forma escalonada, para evitar la masacre de los inexpertos milicianos iqueños, evitar la destrucción de la ciudad, evitar el exterminio de los civiles y salvar el armamento enviado por San Martín, hasta reincorporarse a la Expedición de la Sierra y volver al combate con mayores bríos, para lograr la independencia y libertad de sus pueblos.

Es la historia de un grupo de valerosos milicianos iqueños que fueron perseguidos, se enfrentaron al enemigo español y fueron masacrados en la pampa de Yauca (26 de noviembre de 1820), dando tiempo para que sus compañeros avancen hacia la sierra; para que se reincorporen al ejército de Arenales y retornen -más adelante- a libertar, una vez más, a su querida Ica. Es la historia del patriota iqueño Isidoro Caravedo Álvarez, al frente de un puñado de sus paisanos, bravos milicianos que conformaban el Regimiento de Ica; y, al lado de las aguerridas milicias de Tarma, Jauja y Huancayo, los indomables campesinos wankas, se enfrentaron juntos al poderoso ejército realista, el 29 de diciembre de 1820, en las alturas de Azapampa (Huancayo).

Esta es la dramática historia de un grupo de campesinos iqueños, de todas las sangres, que desde el valle de Ica llegaron hasta Azapampa a combatir por la libertad de los pueblos hermanos de la costa, sierra y selva del Perú…una gesta heroica que en Huancayo se recuerda con homenajes y escenificaciones históricas; pero en Ica, por la indiferencia y desconocimiento de las autoridades, ni siquiera una misa, ni siquiera un izamiento de bandera. Esperemos que las nuevas autoridades erradiquen la otra pandemia…la pandemia del desamor, de la indiferencia, frente a la gigantesca historia y legado de nuestros antepasados. 

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