
| Por: Miguel Arturo Seminario Ojeda
Historiador, director del Museo Electoral y de la Democracia
de la Dirección Nacional de Educación y Formación Cívica
Ciudadana del Jurado Nacional de Elecciones
El siglo XX en el Perú ha sido un tiempo en el que notables figuras del pensamiento social y político se destacaron desde el comienzo de la vigésima centuria; en este tiempo nacieron y, por otro lado, actuaron, peruanos y peruanas relevantes en todos los campos del pensamiento y de la creatividad; varios de ellos nacieron en Ica.
José Carlos Mariátegui es uno de los peruanos de proyección nacional, conocido fuera de los linderos de su patria, no solo por gente de izquierda sino por quienes dominan historia del pensamiento político, tal como se estudia la historia de las ideas políticas en América en las facultades de Ciencia Política, principalmente.

El siglo XX ha sido, desde una mirada socioeconómica, el más corto de la historia y, aunque cronológicamente comenzó en 1901 y terminó en el 2000, lo cierto es que los cambios sociales no se advirtieron en los años de su comienzo, sino a finales de la primera guerra mundial. Su final, por otra parte, concluyó en la década del 80, con la obsolescencia de los partidos políticos tradicionales, la desintegración de la URSS y la caída del Muro de Berlín, por mencionar algunos hitos.
Pese a todas estas características, el siglo XX estuvo cargado de luz intelectual y quizá las nuevas tecnologías aceleraron cambios a este nivel, sacudiéndose sus creadores no solo de las tradiciones que marcaban el derrotero de la investigación científica, sino también de las ataduras que les impedían interpretar la realidad social, tal como era.
En medio de este corto siglo hay figuras que brillaron en todos los campos en el mundo. En el caso peruano, uno de ellos fue José Carlos Mariátegui La Chira, nacido el 14 de junio de 1894 en Moquegua, a fines del siglo XIX; dueño de un gran protagonismo en el siglo XX, al punto de dejar una huella perdurable que lo mantiene presente, para aceptarlo, unos, y para cuestionarlo, otros, lo cierto es que es uno de los íconos de las figuras peruanas en la historia.
Y no es que se le recuerda por su temprana muerte, igual que a Valdelomar, ambos ya habían escrito y actuado lo suficiente como para trascender, el pináculo de la gloria les esperaba y así trascendieron hasta quedarse para siempre entre todos los peruanos, al punto de estar entre las memorias visibles colectivas, más allá de monumentos, calles y avenidas con sus nombres.
Después de permanecer en Europa, José Carlos Mariátegui retornó al Perú el 20 de marzo de 1923, tras haber salido a destierro desde 1919, lo que le llevó a ese continente donde asimiló el marxismo para la interpretación de la realidad nacional. Eran años de la incomprensión para varios intelectuales que, por discrepancias políticas con el régimen de gobierno, tuvieron que dejar el país a la fuerza o voluntariamente.
Había salido desde el 8 de octubre de 1919 y, fiel a sus convicciones, interpretó la realidad nacional tal como la percibía, inspirado en la visión marxista, pese a que esto generó un rechazo de los intelectuales de la época, como José de la Riva Agüero, que quizá no hubiesen reaccionado del mismo modo, si para entonces los comportamientos sociales hubiesen sido motivados por valores de igualdad, respeto y tolerancia, como ocurre ahora, desde la educación cívica ciudadana.
El 20 de marzo de 1923, para unos, y para otros el 17 de ese mes, José carlos Mariátegui regresó a Lima, junto a su esposa y su primogénito, iniciando una serie de publicaciones que lo proyectarían como un autor prolífico, aunque la mayoría solo lo recuerde por los 7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana.
En Lima, un museo del Ministerio de Cultura lleva su nombre y sus ideas han generado miles de artículos y cientos de libros, que evocan su nombre.