| Daniel Bravo Dextre
El antiguo cementerio general de Saraja, que data del año 1800, va camino a su cierre definitivo, debido a que algunos pabellones han comenzado a colapsar por su antigüedad y falta de mantenimiento.
Incluso, en febrero del año pasado, más de mil 200 restos humanos del antiguo camposanto iqueño fueron trasladados a un osario y, de ese total, seis personajes ilustres del siglo XIX fueron colocados en un mausoleo, según dio cuenta el entonces presidente de la Beneficencia Pública de Ica, José Luís Escate, regidor electo en la actual gestión municipal de Carlos Reyes.

El nuevo presidente de la Beneficencia, Carlos Ramos Loayza, es consciente de esa realidad y no se preocupa por restaurar los pabellones, menos mejorar los pisos polvorientos que son un desastre con las losetas levantadas.
Además de mantener cierta vigilancia para evitar el robo masivo de lápidas, cuyo comercio está casi fuera del “mercado negro” por su desuso, la actual administración mayormente se preocupa por regar los jardines para darle cierta apariencia.
Desde que surgieran como alternativa los parques del recuerdo privados, los deudos desde el año 2016 en que se conociera el peligro de derrumbe de pabellones han comenzado a trasladar a sus seres queridos a cementerios más acogedores y seguros para poderlos visitar.
Burocracia
En muchos de los casos, la Beneficencia se muestra excesivamente exigente en los trámites de traslado, obligando a los deudos el cumplimiento de mil y un requisitos, a cambio de dar la autorización respectiva que puede tardar meses o años.
Algunos familiares, que recientemente han hecho agotadores trámites de traslado de restos, se muestran contrariados, debido a que los costos son muy altos y sin embargo no observan ninguna mejora en la conservación del antiguo cementerio Saraja, que generalmente permanece desolado por la escasa visita que recibe.

Muchos nichos ya nadie los visita, porque los familiares ya han fallecido o porque sus descendientes se han olvidado de ellos. Por este motivo, se calcula que dentro de cinco años -a lo mucho- la Beneficencia Pública de Ica estaría cerrando en forma definitiva el antiguo cementerio Saraja. Tal vez sólo abriría sus puertas los días 1 y 2 de noviembre para que los familiares visiten a sus muertos. El personal excedente sería trasladado al cementerio “nuevo” que también en cualquier momento suspendería su servicio de sepultura por falta de espacio.
Oficialmente no se sabe si la municipalidad de Ica ya cuenta con terreno y presupuesto para construir un nuevo cementerio, debido a que la demanda de nichos aumenta cada día.