| Por: Miguel Arturo Seminario Ojeda
Historiador, director del Museo Electoral y de la Democracia
de la Dirección Nacional de Educación y Formación Cívica
Ciudadana del Jurado Nacional de Elecciones
Hay figuras dentro de la historia nacional cuyo protagonismo está asociado a momentos decisivos en el derrotero de los años de la independencia peruana y con los sucesos que se vivieron dentro del primer militarismo en el Perú republicano. Uno de esos personajes fue Agustín Gamarra.
Agustín Gamarra nació en el Cusco, el 27 de agosto de 1785, y falleció en Ingavi, Bolivia, el 18 de noviembre de 1841. Fue hijo del español Fernando Gamarra y de Josefa Petronila Messía, mujer indígena del Perú, nacida en Cusco en 1755. Casó con Francisca Zubiaga y, tras la muerte de su primera esposa, en 1835, casó en segundas nupcias con la argentina Juana María Alvarado, con ambas tuvo descendencia.
Este militar y político peruano gobernó el Perú en dos ocasiones; primero entre 1829 y 1833, y -después- entre 1839 y 1841. Estudió en el Colegio de San Buenaventura y después hizo estudios de Cánones en el San Francisco, abandonándolos por seguir la carrera militar.
Como muchos peruanos y americanos, se enroló en el ejército realista en 1809, concurriendo a las campañas y batallas que se libraron contra los patriotas del Alto Perú y contra los ejércitos argentinos. Estuvo bajo las órdenes de José Manuel de Goyeneche, Juan Ramírez Orozco, y de los futuros virreyes del Perú, Joaquín de la Pezuela y José de La Serna; eran tiempos en los que la idea de patria iba ganando paulatinamente a los peruanos y a los patriotas del continente, que terminaron defendiendo el ideal de la tierra en la que habían nacido.
Se encontró también combatiendo a los hermanos Angulo y a Mateo García Pumacahua en 1814, lo que le valió ascender sucesivamente en el ejército fiel al monarca español, hasta alcanzar el grado de teniente coronel. Pese a pertenecer al ejército realista, poco a poco fue ganado por el sentimiento patriota, lo que generó que se le enviara a Lima en 1820.
Cuando el general San Martín se instaló en el Perú, se enroló abiertamente a la causa de la patria, el 24 de enero de 1821; estando Lima sitiada por el Ejército Libertador, Gamarra llegó a Lima y se encontró presente el 28 de julio en la proclamación de la independencia, considerándosele -posteriormente- merecedor de la Orden del Sol.
Con el Ejército Libertador estuvo en dos expediciones sobre la sierra central y también en la campaña de Ica, de 1822; en la primera tuvo un desencuentro con el general Álvarez de Arenales, porque no pudo cumplir lo ordenado para sorprender al general realista José Carratalá, y se pidió su baja del ejército, sin que el general San Martín tomara en cuenta lo solicitado por Álvarez de Arenales, pero si se le suspendió 4 meses de la milicia después de la derrota patriota en la acción de guerra de la Macacona, el 7 de abril de 1822.
Después del retiro del Protector de la Libertad del Perú, en septiembre de 1822, actuó en la Segunda Campaña de Intermedios de 1823 con el general Andrés de Santa Cruz; y, cuando en setiembre de ese año el general Bolívar llegó al Perú, fue nombrado Jefe del Estado Mayor y con ese cargo participó en la Batalla de Ayacucho, contándose en esa ocasión con una gran contribución militar de su parte, porque conocía la geografía del Perú.
Bajo las órdenes de José de La Mar, presidente del Perú, participó en la Guerra contra la Gran Colombia, esta vez como Comandante general del Ejército peruano, y al final de la guerra, de acuerdo con los generales Antonio Gutiérrez de la Fuente y Andrés de Santa Cruz, derrocó a La Mar en Piura, y asumió la Presidencia del Perú, gobernando con gran autoritarismo; tras dejar el cargo, y por oposición con el presidente Luis José de Orbegoso, fue desterrado a Chile.
Entre un número significativo de bolivianos y peruanos corrían vientos a favor de la unión política entre el Perú y Bolivia, que no era el propósito de la mayoría. Contrario a Andrés de Santa Cruz y a Orbegoso, se opuso a la conformación de la Confederación Perú Boliviana y fue derrotado en la batalla de Yanacocha, saliendo nuevamente al destierro en Chile, desde donde regresó con un ejército chileno, derrotando a la confederación en la batalla de Yungay. Su propósito era anexar Bolivia al Perú, pero sin confederación.
La realidad, vista desde el sur, era el fraccionamiento previo del Perú en dos estados, con el predominio de Bolivia, de esa manera se impediría que, como ocurría generalmente, el Estado más grande -que era el Perú- absorbiera a Bolivia, cuyos dirigentes buscaban un protagonismo mayor en Sudamérica.
Después de estos sucesos, Gamarra ejerció con carácter provisorio la presidencia del Perú, siendo ratificado como Presidente Constitucional por el Congreso reunido en Huancayo en 1839. Gobernó hasta 1841, pues en otro intento de anexar Bolivia al Perú, invadió ese país, siendo derrotado y muerto en la batalla de Ingavi, el 18 de noviembre de 1841.
Su busto se encuentra en el Panteón Nacional de los Próceres de la Independencia, que está a cargo del Centro de Estudios Histórico Militares del Perú -que preside el general Juan Urbano Revilla-; y pese a que muchos peruanos pronuncian su apellido a diario, cuando se dirigen al emporio comercial más grande del Perú, que comenzó en la calle que lleva su nombre y se ha prolongado a las calles adyacentes, son poquísimos los que conocen detalles de la vida de este cusqueño.