La inversión para proteger el agro en Ica se estanca

Por: Paulo Quequezana

Analista de estudios económicos de ComexPerú.

El Fenómeno del Niño y sus consecuencias están cada vez más cerca, poniendo en jaque la actividad agraria en el país. En Ica, los riesgos son tales que las expectativas de siembra para la próxima campaña agrícola 2023/2024 se han reducido, según la Encuesta Nacional de Intenciones de Siembra. Así, la superficie a cultivar caería un 4.6% respecto a la última campaña, con productos como la papa y el algodón entre los más afectados.

Los potenciales daños para los cultivos son varios, desde la destrucción completa de hectáreas y la consecuente pérdida de cosechas, el deterioro de los suelos, la irrupción de las fuentes de acceso a agua, la pérdida de infraestructura de riego, la aparición de plagas de insectos, etc. Por ello, las acciones que se estén tomando en estos momentos en materia de prevención y preparación son esenciales. Los estragos climáticos no pueden controlarse, pero por lo menos está en nuestra capacidad minimizar sus impactos.

Al respecto, la ejecución de las autoridades iqueñas de la partida presupuestaria 0068, la cual reúne las principales iniciativas para prevención de desastres naturales, presenta resultados mixtos. De un presupuesto de S/ 432 millones, según el Ministerio de Economía y Finanzas, la mayor parte está asignada al sector agropecuario, S/ 289 millones, lo que es una señal positiva de que este es una prioridad. De estos, S/ 220 millones están bajo la administración del Gobierno regional y S/ 11 millones a cargo de las municipalidades. Ahora bien, cuánto de este dinero ha sido utilizado varía entre las entidades, pues mientras que el Gore ha ejecutado el 53.5% de su presupuesto, las municipalidades solo un 23.3%.

Dicho lo anterior, la pregunta que más importa es en qué exactamente se están utilizando estos recursos. Tanto en el Gore como en las municipalidades, la mayor parte de los presupuestos se ha asignado a acciones relacionadas a la limpieza y descolmatación de cauces, defensas ribereñas, sistemas de drenaje y canales de riego. Así, de los S/ 220 millones del Gore, S/ 202 millones corresponden a esta actividad, y de los S/ 11 millones de los gobiernos locales, un poco más de S/ 8 millones.

El movimiento de tierras en estos puntos en donde las lluvias y huaicos han hecho mayores estragos es necesario, ello es innegable. Pero, ¿eso es verdaderamente lo único que se está haciendo, en la práctica? ¿Qué ocurre con la inversión propiamente dicha, las obras de prevención, la implementación de infraestructura que impida desborde de ríos, o la reparación de infraestructura dañada? Para el Gore, son -a lo mucho- seis los proyectos que abarcarían dichos objetivos bajo el ámbito del sector agropecuario, mientras que en las municipalidades tan solo se registrarían dos. En términos generales de toda la partida 0068, la inversión pública del Gore es solo un 23% del presupuesto, y un 13.1% en el caso de las municipalidades.

Estamos, por ende, ante cifras muy pequeñas frente a la magnitud del riesgo que se avecina. La ejecución de las obras físicas debería ser un punto tan crucial, si es que no más, como el de las acciones de limpieza. Que esta no avance es, sin duda, un fracaso que se pagará caro.

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