
| Por: Lic. Jesús Acevedo Herrera
Past Decano del Consejo Regional de Ica
Colegio de Periodistas del Perú
Reg. FPP. 5385
En los convulsionados días que vivimos, donde cada ciudadano, confundido y sin saber nada de lo que sucederá “mañana”, debido a la ineficacia de sus propias autoridades que ellos mismos eligieron, no tienen en cuenta la verdadera importancia que significa su participación en un cambio verdadero que necesita el país.
En el periodismo sucede caso similar. En esta profesión o actividad, tampoco se cumple con la función social que tiene, cual es llevar a la opinión pública los hechos que verdaderamente merece diciendo la verdad, debido a que en algunas autoridades y la propia población, en sus diferentes niveles, prácticamente ha sido violentada y avasallada la cláusula de conciencia, que es un derecho que pertenece a cada periodista.
Cuando señalo sobre la cláusula de conciencia, me refiero a la libertad de conciencia y a las informaciones que debe ejercer el periodismo, relacionado con sus principios deontológicos. Toda persona tiene derecho a expresar sus ideas sin censura previa. La cláusula de conciencia es la garantía individual de carácter ético de cada periodista. Para que la actividad periodística cumpla con la función social que a la opinión pública le merece, debe cumplir con la cláusula de conciencia que garantiza la independencia del periodismo.

Sin embargo, es necesario indicar que muchas veces la propia realidad de la información, la cláusula de conciencia del periodista en el país es un debate pendiente. En el Perú hemos tenido muchas experiencias negativas en el ámbito del periodismo, por el comportamiento poco ético de los periodistas y, particularmente, de los empresarios de algunos medios de comunicación.
Los mayores problemas se encuentran a nivel de la redacción de los medios con los políticos o representantes de las autoridades gubernamentales, en el ámbito externo, y en la relación de los periodistas con las empresas informativas para los que trabajan, a nivel interno. Pienso -incluso- que los problemas a ese nivel son las más difíciles, porque muchas veces, a pesar de que los medios se consideran independientes de poderes políticos, económicos o de cualquier otro sector, el trabajo cotidiano demuestra otra cosa
En la vida diaria muchas veces los periodistas deben dar prioridad a los temas que no son los más relevantes, no deben tocar determinadas instituciones u organismos por la fuerte relación existentes entre éstas y el medio, o porque los empresarios forman parte también de esas instituciones que en un momento dado pueden estar cuestionadas y, al ser parte interesada, no se interesa del asunto y menos de la investigación.