El meretricio callejero en Ica se está tornando no sólo en un problema de seguridad, moral y buenas costumbres, sino en un tema de salud pública, originado por enfermedades de transmisión sexual.

Muchos parroquianos que acuden a las calles Chiclayo, Bolívar Y Camaná, donde merodean las meretrices que ofrecen servicios sexuales al paso, no se imaginan que se están exponiendo a contraer enfermedades venéreas incurables y mortales como la sífilis y el Sida.
En reciente operativo con motivo de las fiestas navideñas, la Policía detuvo un total de 20 jóvenes dedicadas al oficio más antiguo del mundo, de las cuales 16 dieron positivo a la prueba del Sida.

Según la fuente, cuando la Policía les reveló que eran portadoras, las féminas ni se inmutaron y se escudaron manifestando que tomaban pastillas para detener el avance del Sida en su organismo.
Lo terrible es que estas mujeres nuevamente están en las calles, esparciendo enfermedades venéreas y el Sida a los parroquianos, quienes también llevan la enfermedad a sus hogares.
Al no poder frenar esta actividad clandestina, el 15 de octubre del año pasado la Policía hizo firmar actas a dueños de hospedajes del centro de la ciudad de Ica, quienes se comprometieron en que no alquilarían sus habitaciones a meretrices callejeras. Al comienzo cumplieron por temor a la clausura y después volvieron a lo de siempre por falta de control.