| Por: Paulo Quequezana
Analista de estudios económicos de ComexPerú
Los resultados de ejecución del presupuesto público en Ica mostraron que las municipalidades fueron el eslabón más débil, al solo ejecutar un poco menos del 64% de todos sus recursos disponibles en 2023. ¿Pero, qué significa -un poco más concretamente- ese porcentaje? Pues que aproximadamente S/ 706.4 millones que correspondían a diversos gastos y obras ya planeadas para ese año no fueron utilizados en lo absoluto, y, por consiguiente, las posibles contribuciones que podían haber generado para el beneficio de los iqueños acabaron en el aire.
¿En qué cosas se podría haber utilizado dicho monto? Pongamos como ejemplo la construcción de postas médicas para Ica. Según el Ministerio de Salud, el departamento requiere alrededor de 51 postas médicas nuevas para llegar a una cobertura de atención óptima. Se trata de establecimientos de salud que puedan atender entre 12 horas y 24 horas, atendiendo entre 10,000 habitantes y 30,000 habitantes. Considerando el costo promedio de los proyectos de inversión de 2023 que corresponden a dichos establecimientos, de acuerdo con el Programa Nacional de Inversiones en Salud, se obtiene un costo de S/ 44 millones. Es decir, si se destinase todo el dinero que no ejecutaron las municipalidades iqueñas en este objetivo, ya se tendrían al menos 16 postas construidas.
Otro ejemplo podrían ser las vías departamentales, las carreteras internas de cada departamento. Según el Ministerio de Transporte y Comunicaciones, Ica cuenta con 692 kilómetros (km) de estas vías sin pavimentar, alrededor del 93%, lo que supone un problema para el transporte interno de personas y mercancías, y la conectividad entre las ciudades más importantes. Si tomamos como referencia los costos de pavimentación bajo una solución básica (no asfalto, que es lo usual en las carreteras nacionales, que son de mayor envergadura), lograr pavimentar todos estos kilómetros costaría S/ 965 millones. Lo cual quiere decir que con los S/ 706.4 millones de las municipalidades se podría cubrir aproximadamente el 73% de dicho costo.
Por supuesto, pasar de la teoría a la práctica es una cuestión aparte, ya que -incluso- si se tuviese la voluntad de utilizar este monto específicamente hacia alguno de estos dos objetivos nada nos asegura que se concreten inmediatamente. Por ello mismo, el discutir en qué se podrían haber gastado los recursos no ejecutados también lleva a preguntarse qué es lo que falla en las autoridades que los manejan. Por el lado de los Gobiernos locales, se sabe que existen graves fallas en la gestión de proyectos, generadas por múltiples causas, desde falta de personal capacitado, equipos muy pequeños en relación con la cantidad de proyectos que deben ver, una falta de continuidad en estos equipos y en la cartera que manejan, desconocimiento de aspectos técnicos muy específicos a la naturaleza de ciertos sectores, expedientes técnicos muy mal elaborados que deben rehacerse, etc.
Esperemos que en 2024 las iniciativas del Gobierno para mejorar la administración del presupuesto público generen impactos positivos, que no solo ayuden a las autoridades más débiles en ejecutar lo máximo posible de sus recursos hoy, sino que promuevan conocimientos y prácticas que perduren en mediano y largo plazo, para así ver una mejoría continua y no tener que empezar cada año preguntándonos qué pudimos haber hecho, pero no hicimos.
