La fiel y generosa ciudad del Callao

| Por: Miguel Arturo Seminario Ojeda

Historiador, director del Museo Electoral y de la Democracia

de la Dirección Nacional de Educación y Formación Cívica

Ciudadana del Jurado Nacional de Elecciones

El 6 de marzo de 1834 era fuerte la voluntad de los asambleístas, con respecto a conceder a la población del Callao el título de “La fiel y generosa ciudad del Callao, asilo de las leyes y la libertad”, por las reuniones en ese lugar de la Convención Nacional, tras la revuelta del general Pedro Pablo Bermúdez.

Dos días después se coronó este reconocimiento.

Después de la proclamación de la independencia y el protagonismo de las batallas de Junín y Ayacucho, se vivió un largo período asociado al primer militarismo que se prolongó por varias décadas, protagonizándose una guerra civil peruana, con algunos años de intermitencia.

En 1834 se protagonizó la revolución de Bermúdez o primera guerra civil peruana, que sería una de las varias desatadas por la inconformidad de los perdedores en los procesos electorales o por no aceptar las disposiciones legales; y  fue un conflicto sucedido tras la elección del general Luis José de Orbegoso como presidente provisorio.

El general Agustín Gamarra, había protagonizado un gran incidente contra el presidente La Mar en 1829, y en 1834, nuevamente descontento con la elección, logró que el general Pedro Pablo Bermúdez se subleve contra el gobierno legalmente establecido. Fue en enero de 1834 cuando se empezó esta situación anómala, que ya había sido prevista por el general San Martín cuando percibió que los apetitos por el poder eran fuertes entre muchos, y sabiamente recomendó el sometimiento al orden social, advirtiendo que, de lo contrario, la anarquía iba a devorar a los peruanos.

Se afirma que tras los sucesos de enero de 1834, el Perú se dividió en dos grandes bandos, el de los bermudistas y el de los orbegosistas; es decir, peruanos contra peruanos, que finalmente, como una especie de “Entente cordiale”, pusieron fin al conflicto en el conocido como Abrazo de Maquinhuayo, que equivalió a la reconciliación de los dos frentes, terminando con la primera guerra civil republicana en el Perú.

Pero, ¿a qué se debe que el Callao recibió el título que se mencionó al comienzo?, ¿cuál fue el mérito para llegar hasta esta situación en la que, incluso, los civiles de la ciudad de Lima tomaron parte? Todo se relaciona con la Asamblea Nacional de 1833-1834, que fue la tercera Constituyente en el Perú independiente.

La Convención Nacional del Perú de 1833-1834 se había instalado el 12 de septiembre de 1833, y clausuró sus sesiones el 11 de agosto de 1834. Se había reunido para discutir las reformas constitucionales, que finalizaron con la promulgación de la Constitución Política del 10 de junio de 1834; y entre los actos que llevó a cabo estuvo el nombramiento como presidente provisorio de la República, dell general liberteño Luis José de Orbegoso, el 20 de diciembre de 1833.

La Constituyente de 1833 se organizó teniendo en cuenta el acuerdo de 1828, de la reunión cada 5 años de una Convención Nacional, para las reformas que se considerase necesario, como se estableció en el artículo 177°, teniendo en cuenta que la realidad social cambia y las experiencias por venir así lo exigirían. No son pocos los que sostienen que en esos 5 años de reflexión había gran voluntad para el establecimiento del sistema federal en el Perú, como se había puesto de manifiesto en 1822 y 1828.

El presidente saliente de 1833 era Agustín Gamarra, su período presidencial ya vencía y las elecciones de los miembros de la Convención Nacional coincidieron con las elecciones para el Ejecutivo y Legislativo, y el Congreso Extraordinario, por lo que simultáneamente funcionarían dos cuerpos legislativos, que entrarían en pugna. Para las elecciones de los convencionales no hubo problemas, sin embargo, las elecciones presidenciales y parlamentarias se frustraron por diversas situaciones.

Las Juntas Preparatorias de la Convención Nacional estuvieron presididas por el clérigo Francisco de Paula González Vigil. Una de las figuras principales fue Francisco Javier de Luna Pizarro, electo varias veces presidente; él y González Vigil eran liberales y su ideología dominó los debates de la Convención.

Como el período de Gamarra vencía el 20 de diciembre de 1833, y habiéndolo comunicado directamente el gobernante que no seguiría ejerciendo el cargo, la Convención Nacional eligió Presidente Provisorio a Orbegoso, y no al candidato de Gamarra, que era el general Pedro Pablo Bermúdez; Orbegoso fue apoyado por los liberales, triunfando sobre el general Domingo Nieto y Bermúdez.

La Convención Nacional actuaba en medio de una grave crisis política promovida por Gamarra, su esposa y Bermúdez, y estalló la guerra civil de 1834. El general Luis José de Orbegoso no era autoritario, pero se afirma que fue manipulado por los liberales que habían votado por él, desde que asumió el poder el 21 de diciembre de 1833. Orbegoso ejerció el mando, pese a que los gamarristas argumentaron que era ilegal.

Ante temores de avance de las intenciones de los golpistas, Orbegoso se refugió en la Fortaleza del Real Felipe, en el Callao, desde el 3 de enero de 1834. En el Callao se instaló la sede de su gobierno y la Convención Nacional sesionó también en el Callao. Bermúdez se sublevó, saliendo de la Capital de la República porque los limeños se levantaron y lo repudiaron, pese a que sus leales sitiaron la fortaleza. Los bermudistas se desmoralizaron al enterarse que en Arequipa se apoyaba a Orbegoso y ver que en Lima la ciudadanía era contraria al golpe, también abandonaron el Callao y Orbegoso regresó a Lima.

Al observar el Escudo del Callao se lee un texto que se relaciona con los sucesos de 1834, pues tras el golpe en Lima proclamando al general Pedro Pablo Bermúdez como Jefe Supremo Provisorio, los chalacos lo enfrentaron como  ciudadanos civiles cuando llegó al Callao. La población del puerto enfrentó a los golpistas en una lucha de varias horas.

Por esa actitud responsable de los ciudadanos, la Convención Nacional dispuso, el 7 de marzo de 1834, que se  otorgase al Callao el título de «La Fiel y Generosa Ciudad del Callao, Asilo de las Leyes y de la Libertad», como se promulgó al día siguiente con la firma del presidente Orbegoso. El lema es orgullo de los chalacos.

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