Por estos días el conocido fenómeno de El Niño -evento climático que vuelve las aguas del Pacífico sur más cálidas-, vive sus etapas finales de debilitamiento. Sin embargo, el fenómeno de La Niña, que vuelve más frías esas mismas aguas, comienza a asomarse en el horizonte con las mismas características de hace exactamente 100 años, cuando una sequía extrema afectó a Santiago y la zona central de Chile.
La Agencia Norteamericana de la Atmósfera y el Océano (Noaa) estimó que el fenómeno de El Niño debiera finalizar durante el próximo semestre y dicho pronóstico tiene preocupados a los que saben del tema en Chile. El climatólogo de la Universidad de Santiago, Raúl Cordero, por ejemplo, teme que la sequía que se extendió desde la Región de Valparaíso hasta la de Ñuble en 1924, pueda volver a repetirse exactamente un siglo después, ya que las características climáticas de este año en el país son muy similares.
En esa línea, Cordero explicó que “hay un 55% de probabilidades de que en la segunda mitad del año se desarrolle La Niña, fenómeno que tiende a moderar las temperaturas. Este período del año debería ser menos caluroso que el primero”, según consignó La Tercera,
Es importante señalar que, aunque las sequías atribuibles a La Niña han ocurrido desde hace mucho tiempo en el país, antes del episodio de 1924 no existían estadísticas fiables sobre el tema. Fue justamente la sequía de hace un siglo la primera que contó con la base científica y estadística más amplia del país. Nueve años después, en 1933, el fenómeno volvió a repetirse, pero esta vez en la zona norte de Chile, específicamente en las regiones de Atacama y Coquimbo.
En 1955 otra sequía afectó a Santiago y la Región Metropolitana. El registro en la capital se completa con la gran sequía que se registró en 1968, otras que ocurrieron a partir de los años 90, y luego de manera casi consecutiva hasta la actualidad: 1994-1997;1998-1999;2007-2008; 2010-2011; 2012-2016 y 2017-2023.
“Los registros instrumentales de la Dirección Meteorológica de Chile indican que las sequías más extremas del último siglo fueron en 1924, 1968, 1998 y 2019, las que coincidieron con eventos de La Niña. Esto muestra la enorme importancia de La Niña para las precipitaciones en la zona central del país”, explicó Cordero.
“Si se desarrolla en los próximos meses, probablemente marque el verano de 2025. La Niña en el verano se asocia a temperaturas moderadas, lo que significa que el próximo verano podría ser menos extremo en términos de temperatura, a diferencia del que estamos terminando”, matizó el climatólogo, quien agregó que en algunos años se pueden dar varios fenómenos de la Niña consecutivos.
De hecho, en 2023 se cortó un período extraordinario de 15 años consecutivos de sequía en el país. “El 2023 fue en la zona central el año más lluvioso en 25 años, y un factor que favoreció dichas precipitaciones fue el desarrollo de El Niño en el Pacífico”, dijo el profesional.
Frío, mucho frío
Miguel Fernández, meteorólogo de la Fundación Huinai PUCV-Enel, sostuvo por su parte que “recientemente El Niño ha comenzado a disminuir de intensidad. Se espera que a mediados del otoño ya se encuentre en una etapa de neutralidad, y entre la mitad y fin del invierno se convertiría en un periodo frío del fenómeno de La Niña”.
Fernandéz señaló que, según el pronóstico inicial, “durante el invierno es altamente probable que las condiciones de pluviometría se vean debilitadas considerablemente, por lo tanto, podríamos esperar una condición de lluvias por debajo de lo normal. Junto con ello se esperan periodos de heladas hacia la época de primavera debido a la baja en las temperaturas”, concluyó el especialista.
(Por: Mauricio Palazzo – infobae.com)