Daniel Bravo Dextre
Pasó un año y nuevamente los iqueños nos hallamos en la incertidumbre de que el río Ica podría desbordarse por exceso de caudal, teniendo en cuenta que aún hay tramos que mantienen los muros antiguos y no ofrecen ninguna garantía de seguridad.
El gobierno regional, a través del Petacc, se pasó todo este año tocando las puertas del MEF y de otros ministerios sin suerte, debido a que no han conseguido el presupuesto requerido para continuar con los tramos III y IV del megaproyecto “Control de Desbordes e Inundaciones”.
En enero de este año, con un caudal de 250 m3/seg. la población de la margen derecha, especialmente la calle Mollendo y Botijería Sur y Norte vivieron una noche terrorífica de sólo pensar que el río se salía porque iba al tope.
En la Av. Acomayo no se desbordó; pero, hubo filtración de agua por el desagüe de cinco casas, cosa que también atemorizó a los pobladores de ese populoso barrio.
Lo cierto y real es que ya comenzó a llover en Huancavelica; por eso es que hace cuatro días llegó un pequeño golpe de agua al río Ica. Hasta el cierre de edición existía gran probabilidad que llueva en las localidades de Tambo y Chocorvos, donde se encuentran los afluentes del río en mención.
Dios permita que en enero, febrero y marzo próximos no llegue un caudal superior a los 250 m3/seg. De ocurrir lo contrario, miles de vecinos serían perjudicados con un eventual desborde como el registrado el 29 de enero de 1998, de triste recordación.
En esa ocasión muchos se quedaron literalmente en la calle al perder todo lo que tenían, como artefactos eléctricos, muebles, prendas de vestir, entre otros; mientras que los pequeños y medianos comerciantes, así como los industriales emprendedores perdieron su mercadería, maquinaria y equipos de cómputo que quedaron inservibles por el agua y barro.
Lo que es peor, nadie fue indemnizado, y sólo se entregó de manera simbólica 100 módulos de vivienda que por dentro eran un horno. Muchos damnificados murieron esperando les llegue el prometido bono que nunca llegó. Los únicos beneficiarios son los que obtuvieron préstamos del desaparecido Banco de Materiales.
Precaución
Como nadie garantiza que esta vez todo será diferente, lo ideal es asegurar nuestras viviendas con pequeños muros de ladrillo o con bolsas llenas de arena; así podremos dormir un poco tranquilos pensando que el desborde del río no nos afectará.
Por más que llegue el dinero hoy o mañana, ya nada se puede hacer por el momento, debido a que ya comenzó la temporada de lluvias en la sierra y la empresa contratista no podrá construir nuevos muros con el río cargado de agua. Lo ideal sería que el COER se declare desde hoy en alerta permanente, a fin de actuar de inmediato en caso llegue abundante agua nueva.
Como medio de comunicación hemos cumplido con trasladar a las autoridades municipales, regionales y nacionales el sentir de la población iqueña que en estos momentos se siente desprotegida ante un eventual caudal que supere los 250 m3/seg..