El aterrizaje forzoso de una avioneta de instrucción privada, en San Clemente, no ocasionó lesiones graves en la tripulación que se llevó tremendo susto por el percance sufrido.
Según el Reporte de Accidente Aéreo N° 01 de la FAP, la emergencia en la avioneta monomotor, con matricula N° UL-1072 de propiedad de la empresa Antarqui, se registró el viernes último alrededor de las 5:00 de la tarde, durante un vuelo de prueba.
Se precisa que la aeronave ultraligera sufrió un desperfecto del motor cuando sobrevolaba cerca al litoral costero de la provincia de Pisco, por lo que el piloto decidió aterrizar en la arena de la playa, lo cual en primera instancia lo logró positivamente; pero, debido a la existencia de un canal de desfogue, patinó ocasionando que la avioneta se incline sobre la arena.
Ante la alerta emitida por el piloto de la avioneta y por testigos del hecho, a los pocos minutos llegaron hasta el sector La Joya, San Clemente, efectivos de la Policía Nacional y del Serenazgo, juntamente con una ambulancia, con la finalidad de socorrer a los posibles heridos.
Por suerte, el accidente no ocasionó daño alguno a la tripulación, a la población o viviendas. La aeronave quedó inmovilizada hasta que llegue personal de la empresa de seguros y el personal de la empresa Antarqui, a fin de que proceda a desmontar las alas y remolcar la pequeña nave que no sufrió serios daños.
Denominación
La aludida empresa de aviación comercial lleva ese nombre quechua, en memoria a una división de élite de los chasquis. Según la tradición inca, los antarquis o mensajeros alados tenían la facultad de “volar”, gracias a un rudimentario parapente fabricado con telas de algodón, lana de oveja y de alpaca con los colores del Tawantinsuyo.
Cuentan los cronistas que, según la tradición oral inca, los antarquis podían “viajar” de cerro en cerro deslizándose por el aire gracias en ese parapente. Pese a lo misterioso de ese legendario relato que supuestamente le permitía al gobernante cusqueño estar enterado de todo lo que sucedía en el imperio, nunca se pudo comprobar la existencia de estos mensajeros y hasta el momento no se han hallado restos de ese instrumento “mágico” que convertía al “señor precolombino” en todopoderoso frente a los súbditos y potenciales enemigos del reino.
Daniel Bravo Dextre