| Por: Humberto Fajardo
La comisión especial de la Organización de Estados Americanos -OEA-, que vino a Lima, acaba de emitir un informe preliminar que ha contentado al presidente Castillo; pero, la mayoría de peruanos indica que han venido a turistear.
En efecto, lo primero que piden es que se declare una tregua. Pedir semejante idiotez -un grupo de Alto Nivel- es para creer que en el Perú la situación política no está a punto de iniciar una guerra. Estamos jugando el choque mortal, donde uno de los oponentes tiene que morir y quien está con la soga en el cuello a punto de ser colgado es el presidente de la República.
Como la guerra está declarada y comienza pasado mañana en el Congreso de la República, la vacancia con 87 votos parlamentarios es discutible si se obtiene.
En todo caso, quedan otras opciones legislativas, como la inhabilitación y, la más asequible, la suspensión hasta por 36 meses del gobernante. Solo se necesitan la mitad más uno de los congresistas, o sea 66 votos, una vez que incluyan en el reglamento el artículo 114.1 de la Constitución.
Por si acaso, en la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales se está analizando el informe final de la denuncia contra la vicepresidenta Dina Boluarte, para enviarla al archivo y pueda ocupar el cargo que dejaría el “prosor”.
