El futbol iqueño

| Por: Guillermo Alfonso Uribe Lengua

Administrador y creador de contenidos

del grupo de Facebook «Iqueños en la Historia».

Siempre dije y siempre señalé que mi barrio fue cuna del basketball iqueño, y también de grandes peluqueros y cocineros; pero, así como se hablaba de basket, de peluquería y de cocina, el vóley también tenía lo suyo.

Pilancho Jiménez, Lucha Fuentes, las hermanas Cevasco, Abigail Ojeda, Maruja Ponce, Violeta Reskala, las hermanas Sáenz, las hermanas Román y otras grandes que dieron lauros al deporte Iqueño, algunas de ellas jugadoras del Unión Edén y otras del Club Atlético Independiente.

En mi barrio también había peloteros de buen toque y de buen pie, con mucho talento. Las pichangas de aquellos años se llevaban a cabo en la canchita de La Calavera o también llamada la canchita de los Heraldos Negros; había un clásico que era para sacarse el sombrero, los muchachitos de mi barrio de Camaná contra los bravos de la calle Huánuco.

Amigos de mi barrio, como el chino Yamano, el perro Luis Alberto Lavarello, el chino Anicama, el Dr. José Rojas Montañez, el nero Manga, el nero Huesito, hijo de Delia Calderón, Jorge Olaechea, Cochongo, Gustavo Vásquez, el “cholo” Freddy Huamán, mi primo Arturo Lengua Morales (+), el finadito Alberto La Rosa, El zambo Jet, los hermanos Rocha y este su servidor.

La gente de Huánuco no era cualquier equipo, tenía en Julio Ávalos Castillo un tremendo jugador, acompañado de un zurdito al que le decían Cesar Cueto; esos eran bravos de bravos, y ni qué decir del cholo Uculmana. La pichanga era al billete. Yo me cuadraba en los tres palos, era el menor de los que llegaban a mi barrio a pelotear; creo que yo no tuve promoción, paraba con los mayores, y menciono esto porque me provocó hacer una remembranza de todos los clubes de fútbol que había en cada barrio.

Si ibas a la calle Paita te encontrabas con el Club Octavio Espinosa, cuna de grandes jugadores y es por eso que llegó a estar en el fútbol profesional; ahí nomás, en la cuarta cuadra, llegué a conocer al moreno Quiroz Conca, el autor de la polka… «Adelante Octavio Espinosa, adelante Solitario del Sur», familia de un gran cantante invidente como era Bobby Small; recuerdo que vivían en un chalet al lado de la casa de mis grandes amigos los Donayre Azán; Pedro, William, Javicho, Moya, Flor y hermanos.

Si venias por la calle Unión te encontrabas con el Club Jorge Chávez y su presidente Rómulo “zopenco” Pineda; si bajaba por La Mar, te encontrabas con el Club El Inca, más abajo nació un club, el Defensor La Mar, de los pata sucia; terminando La Mar estaba el Club Atlético Luren, con el cual jugué varios campeonatos.

En la calle Ayacucho teníamos al Vasco da Gama, equipo con mucha tradición; en el barrio de mi tío Chiruca, calle Pisco y calle Junín, dos grandes: el Sport Victoria y el Deportivo Junín. en la urbanización San Miguel estaba el Atlanta Fútbol Club y el Marusix.

En la calle Independencia tenías al Club Independiente, y más abajo, por barrio oculto, el Club Deportivo Huracán.

En la calle Loreto teníamos al Juan Cancio Castillo y al Club San Martín, equipo con mucha historia y con mucha gloria.

En la plazuela Bolognesi estaba el legendario y mítico Club Sport Bolognesi.

En la calle Castrovirreyna teníamos al flamante Club Deportivo Municipal, de mis primos los mellizos Franco, Serafín y Lucho, quienes después vestirían las sedas del Solitario del Sur.

De muy niño viví algunos años por el caserío Santa Rosa, ahí estaba el club rosado Juventud Santa Rosa, y saliendo te encontrabas con el Club Alfonso Ugarte, de la familia Torres, los famosos “bicicleta”.

Con el tiempo aparecerían nuevos clubes, como Adjudicatarios de San Joaquín, el Cosmos de San Isidro, en todos ellos siempre tuve amigos y conocidos, no había WhatsApp, Messenger ni Instagram, si querías pelotear te parabas en la esquina y empezabas a silbar, ese era nuestro wsp grupal, el wsp de los amigos de aquel entonces, añoro esos tiempos, añoro esa ICA que se nos fue, añoro esas tardes de gloria en el estadio José Picasso Peratta.

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