| Por: Federico G. Bordese
Historiador, escritor y político de Córdoba, Argentina
Estimado lector, nuestra ciudad de Córdoba (Argentina) ha cumplido 450 años gracias a Don Jerónimo Luis de Cabrera, quien la fundó, como así también la de Ica, que ha celebrado sus 460 años.
En ambas poblaciones, situadas sobre antiguos asentamiento de indios, De Cabrera gastó mucha (cuantioso caudal) hacienda en los adherentes y pertrechos, sustentándose por más de tres años. Sobre la vida del fundador no hay una semblanza, sólo datos biográficos, es decir, hay abundante información sobre celebraciones o algún suceso destacado en donde estuvo involucrado. En muchos documentos, sus afectos y enemigos coinciden en la buena rectitud de Jerónimo con ideas claras, visionario con buenos modelos, burócrata e inclinado hacia la paz y no a las armas, a pesar de ser soldado, pero ¿En dónde están los restos de este gran hombre?
En las actas capitulares de Córdoba, fechado el 16 de marzo de 1574, comenta que el Gobernador, Capitán General y de Justicia Mayor Don Gonzalo Abreu de Figueroa estuvo en Córdoba para gestionar tareas y hacer nombramientos, pero no hay mención de Don Jerónimo; aunque, en otros documentos devela que Abreu apresó a Don Jerónimo estando en Córdoba. Resulta extraño que, en nuestras actas, desde el 17 hasta el 28 del mismo mes y año están desaparecidas, por ello no sabemos ¿Qué se dijo o hicieron las autoridades mientras De Cabrera estaba apresado? Recién el 6 de julio de 1574 (como burla tras cumplirse un año de la fundación) Abreu dijo «…he començado a tomar (juicio de) residencia a don Geronimo de Cabrera, Governador que fue destas Provincias (de Tucumán, Juríes, Diaguitas y Comechingones)», es decir que inició un procedimiento judicial estando en Santiago en donde se hallaba encerrado, pero no específica si fue en la cárcel del cabildo o en su casa, según el testimonio de una persona. En los meses siguientes del mencionado año, no se hace mención alguna del fundador ¿Acaso Abreu mandó a quitar las actas de aquellos días? Pues era el único con autoridad legal para realizar tal acto; además, tenía un ensañamiento con Don Jerónimo por cuestiones familiares y políticas. Tampoco pudieron dañarse con los siglos porque sería extraño que faltaran aquellas fechas.
En dichas actas de la ciudad de Santiago nos percatamos que tampoco hay referencias (de 1564 a 1579) sobre De Cabrera. Aunque, en otros documentos, al llegar a la sede de su gobernación el 17 de julio de 1571, el cabildo lo recibe como Gobernador y posteriormente irá a fundar Córdoba.
Hubo dos testimonios, como el de Andrés de Contrera quien «vió preso en la cárcel de Santiago donde (Abreu) le mató», pero no sabemos si éste dio la orden o él mismo lo mató. Otro testigo llamado Juan de Burgos comentó que Abreu «prendio en esta ciudad a Cabrera y le llevó a la de Santiago donde este testigo le vio morir»; otra persona llamada Antonio de Alfaro dijo que «el dicho governador le prendio gonçalo de abreu en esta dicha çiudad de cordoba al dicho don geronimo de cabrera y le llevo a la dicha ciudad de Santiago del Estero, donde oyo decir este testigo que le habia muerto…». Esta noticia había sido notoria y pública, es decir que todos se habían enterado de la noticia; incluso Abreu lo admite en una carta.
Aquí, muchos historiadores no se ponen de acuerdo respecto al tipo de muerte que se le dio a Don Jerónimo; algunos dicen que fue por garrote vil, otro decapitado o degollado. Abreu no lo consideró como hidalgo porque, según él, la madre había sido una verdulera, aunque su padre era de la nobleza, pero éste quiso a todos sus hijos por igual y lo elevó e incluyó dentro de su caballerosidad.
El método de ejecución, por su condición de hidalgo, debía ser el degüello de frente, mientras por garrote vil era para las personas de inferior categoría; en tanto, la decapitación era reservada para la nobleza de mayor estatus. Se supone que Abreu lo ejecutó por garrote vil, poniéndole una soga alrededor de su cuello, ahorcándolo a una de las patas de la cama, porque en un documento narrativo lo comenta así; sin embargo, otro documento obrado en el Archivo Histórico Nacional de Madrid, pedido para ingresar a la Orden Militar de Santiago Apóstol por parte de Jerónimo Luis de Cabrera (nieto), comenta que su abuelo fue degollado… Si reconstruimos los hechos, comentamos que Don Jerónimo fue degollado (sin confesión) y los otros soldados aprisionados con él, fueron ejecutados por garrote vil. Un hecho curioso es que su hijo, Gonzalo Martel de Cabrera, también fue degollado. Nos imaginamos al fundador desaliñado, barba muy larga y de contextura muy delgada. Tras su ejecución su cuerpo fue llevado a la primitiva iglesia de Santiago (sin sustento histórico) en donde se dio sepultura con rito menor al cadáver y sin presencia de su familia. Por entonces el cura vicario era Hernando de Morillo. No hemos hallado documentación para saber qué pasó luego, pues tenemos registro que su esposa, Luisa Martel de los Ríos, reclamó los bienes para ella e hijos que tenían en Córdoba y Santiago, e incautados por Abreu, aunque –al parecer– no exigieron el cuerpo y prefirieron dejarlo en el sitio, por entonces la iglesia catedral (aprobado por Pío V el 14 de mayo de 1570) de Nuestra Señora del Carmen, bajo la advocación de San Pedro y San Pablo, era un rancherío con capilla chica, pues el primer templo erigido recién se funda en 1578. Sin embargo, tampoco sabemos si realmente fue sepultado en la iglesia principal. Considerado como reo y condenado a muerte tras un juicio, su muerte pasó desapercibida en los siguientes años. Tras construirse la nueva iglesia de tamaño considerable, es posible que sus restos hayan quedado bajo los cimientos y aún quedan algunos huesos (irreconocibles) en dicho lugar, aunque también pudo ser sepultado en la de San Francisco.