| Por: Guillermo Alfonso Uribe Lengua
Administrador y creador de contenidos
del grupo de Facebook «Iqueños en la Historia»
Las calles La Mar, Junín, Pisco, Ayacucho y Pasaje Huaraz siempre han sido cuna de grandes peloteros y de equipos de barrio, esas calles vieron nacer a instituciones gloriosas como el Deportivo Junín, el Club Sport Victoria, el Club Atlético Luren, el Inca, el Jorge Chávez, el Vasco da Gama y el mítico Club Sport Bolognesi, de la plazuela del mismo nombre.
Corrían los años 50 y en la calle Pisco se escuchaba … vamos «Roncherita», ya, llévalo, llévalo, vamos Roncherita, Goooollllll. Así gritaba el japonesito Kadume cada vez que un pequeñito Hugo Sotil cogía el balón y se llevaba a los jugadores del equipo contrario; tenía una habilidad innata en él. Roncherita (como así lo bautizaron los amigos del barrio) había llegado desde Chanchajalla a vivir al barrio de las calles Pisco, Junín y frente al Pasaje Huaraz; ahí se conocería con Adalberto Vargas Escate, con «Pata Larga» Benavides, con mi primo Pepito “Chiruca”, con el “Cabezón” Taber y con otros amiguitos más del barrio.
Ronchera, desde muy pequeño jugaba con sus nuevos amigos en las polvorientas calles de su querido barrio Junín; luego, por las noches, toda la mancha se iba a seguir peloteando a espaldas de la Iglesia de Luren, de nuestro santo patrón iqueño.
Los domingos eran tardes de fútbol en el estadio iqueño José Picasso Peratta y jugaba el Club Sport Bolognesi. Mi primo hermano, Pepito «Chiruca» Lengua era crack de crack’s en ese club, Roncherita, para entrar gratis al estadio le llevaba los chimpunes a su ídolo Pepito “Chiruca”.
Había señalado en anteriores crónicas, que «El Cholo» le tenía un amor infinito a la tierra que lo vio nacer, ese amor a sus amigos de barrio con los que alguna vez peloteara en los barrios de Junín, Pisco y Pasaje Huaraz; ese amor que le tiene a la tierra del mango y de la uva, a la tierra de nuestro Señor de Luren y la Virgen de Yauca, ese amor infinito que los iqueños sentimos por la tierra que nos vio nacer.
Unos años después, el papá de Roncherita, que era chofer, se los llevó a vivir a la capital, a Lima, a un naciente barrio de «El Porvenir», ahí donde se juega El Mundialito. Era un callejoncito donde vivía el jovencito Ronchera. Ya las canchas de Lima empezarían a conocer la calidad del gran Hugo Sotil.
Ya en Lima, Hugo empezó a jugar en ligas de tercera división, y es ahí donde lo contacta un transportista chinchano y se lo lleva a reforzar a su equipo, el «Eleven Boys» de Chincha, cuadro de mucha trayectoria institucional. Hugo llega a campeonar en la liga de la Cuna de Campeones; en ese equipo el joven Hugo jugaría al lado de mi gran amigo Santiago Ramos Asín.
Pasan los años y Hugo Sotil Yerén llega a jugar al Club Deportivo Municipal. Y es así que una tarde de soleado sol limeño se encontrarían, por una fecha más del campeonato descentralizado de futbol peruano, el Alianza Lima, de Teófilo Cubillas, versus el Deportivo Municipal, de un joven Hugo Sotil Yerén. Esa tarde, de incógnito vendrían caza talentos venidos de Europa (del Barcelona de España, el equipo culé), a ver y a llevarse al gran Teófilo Cubillas Arizaga; esa tarde Hugo Sotil se vistió de Roncherita, el mismo que jugara en las polvorientas calles iqueñas. Esa tarde, Kadume -en su imaginación de niño- le gritaba…. corre Roncherita… llévaaaalo, llévaaaalo, métela, métela hijo, métela, gooool de Roncherita.
Esa tarde victoriana, el Barcelona de España que vino por Teófilo Cubillas se llevaría a nuestro querido Hugo Sotil Yerén; esa tarde se llevarían a nuestro Roncherita, aquel niño que jugara descalzo con sus amigos “Pata larga” Benavides, Pepito “Chiruca”, el pecoso Cayo, el “Cabezón” Taber, Adalberto «Terry» Vargas Escate, los “pelones” Benavides, Félix Orlando Vargas Escate, con “Chiquín” y Lucho Bertolotti, Humberto Oliva, “Hombrecillo” Lavanda…. aquel niño que jugara en las antiguas y polvorientas calles Pisco y Junín.
¡Larga vida Hugo Sotil Yerén!!!!
¡Larga vida Roncherita!!!
¡Larga vida Iqueños en la Historia!!!