Malos vecinos deben ser multados por arrojar basura al río Ica

Alcalde debe imitar a su colega de Parcona, que cuida La Achirana

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| Daniel Bravo Dextre

Desde hace décadas arrastramos el gravísimo problema de acumulación de basura en el lecho del río Ica, generalmente en la margen derecha que da hacia las calles Pimentel y Amazonas.

En la gestión del alcalde Luis Oliva Fernández Prada se trató de dar solución cerrando con mallas el botadero en que fue convertido el puente Cutervo, y en algo se atenuó el grave problema de contaminación.

Pensando darle solución a una espiral de suciedad generalizada en toda la ciudad, por las constantes huelgas y presiones de obreros del SOMUN, en el mismo año en que mejoró Cutervo, Oliva acudió a ProInversión para pedirle que se encargue de la licitación para la concesión del servicio de recojo de basura, calculando inicialmente 90 TM diarias que después se elevó a 130 TM por el crecimiento poblacional.

Al comienzo, la concesionaria Diestra SAC cumplió una labor aceptable porque tenía vigilancia vecinal, mientras que la municipalidad contrató a un supervisor para que controle si se cumple la meta de recojo de residuos sólidos.

Llegó al sillón edilicio Mariano Nacimiento y el problema de limpieza se agravó por falta de supervisión y vigilancia ciudadana. Gustavo Martínez trató de mejorar la situación y siempre no faltaban malos vecinos que arrojaban basura a la calle, sin respetar el paso de los camiones recolectores. Con Carlos Ramos la situación empeoró por negarse a pagarle a la concesionaria; y lo más grave, por un descuido de su personal de confianza se robaron la geomenbrana del relleno sanitario que ahora funciona como botadero de basura.

Emma Mejía no pudo manejar el problema y con ayuda de sus regidores decidió no renovarle el contrato a Diestra SAC, llegando a pagar una millonada por el alquiler de maquinaria.

Carlos Reyes compró 10 nuevas unidades y heredó cinco de la concesionaria; pese a ello, hasta ahora los malos vecinos continúan arrojando sus desperdicios a la vía pública y no hay forma cómo evitarlo por falta de vigilancia. Esto no solo es un problema de contaminación ambiental, sino un atentado contra el ornato público y mala presentación de la ciudad ante el turismo.

Vigilancia

Existe una ordenanza municipal que fija multas a los malos vecinos que son sorprendidos arrojando basura a la calle. En lo que va de su gestión, Carlos Reyes sólo ha multado a tres infractores, gracias a las denuncias que hicieron los buenos vecinos en las redes sociales.

Como no tiene iniciativa y recursos para vigilar toda la ciudad, dado que los serenos andan muy ocupados en otros menesteres, ya es tiempo que el alcalde centre su mirada en mantener, al menos, el rio Ica libre de basura, particularmente en el puente de la Av. Grau; tal como lo hace su colega distrital de Parcona, Lenin Cruces.

En efecto, el alcalde de ese distrito logró solucionar un problema que se arrastraba desde hace muchos años en el malecón La Achirana, en el punto donde se ubica el puente de prolongación Grau.

Todos los días en tres turnos permanece en la esquina del puente La Achirana un sereno motorizado, vigilando que ningún vecino arroje sus desperdicios al cauce. Es más, en un lado del malecón la municipalidad ha colocado un letrero advirtiendo que se multará hasta con mil 900 soles a la persona que sea sorprendida lanzando su basura al legendario canal de regadío, el cual ahora luce limpio. Las cosas buenas hay que imitarlas.

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