| Daniel Bravo Dextre
Un corto circuito ocasionado por instalaciones eléctricas mal hechas originó un dantesco incendio que redujo a cenizas seis viviendas precarias del asentamiento humano “Flor de Arena” o “Las Brisas”, perteneciente al distrito de Subtanjalla.
El siniestro se registró el sábado alrededor de las 2:00 de la madrugada, cerca de la losa deportiva. Vecinos cuentan que a esa hora vieron chispas que salían de los cables del poste y que de pronto se inició el fuego.
Por suerte no hubo víctimas que lamentar y nadie resultó herido, debido a que los vecinos reaccionaron rápidamente, evacuando niños, mujeres y acianos, quienes fueron puestos a buen recaudo; pero, por desgracia perdieron todo lo que tenían, sus humildes viviendas, muebles, artefactos, prendas de vestir, camas, cocinas, ollas y vajilla en general.
Como los bomberos tardaban en llegar, los vecinos se organizaron a la velocidad de un rayo. El primer paso fue salvar vidas y el segundo fue evitar que el fuego se extienda a las demás viviendas. Por suerte lograron ambos propósitos; pero, no evitaron que seis domicilios sean devorados por las llamas, con todas las pertenecías de los damnificados que se quedaron únicamente con la ropa que tenían puesta.
Los primeros en llegar fueron los serenos de Subtanjalla; luego lo hicieron los policías del lugar y después los Hombres de Rojo, cuya presencia trajo la calma a los demás vecinos que estaban aterrados al pensar que las llamas alcanzarían sus también precarias viviendas.
Solidaridad
Al día siguiente, cuando amaneció se hizo presente Defensa Civil del gobierno regional de Ica que trajo cuatro carpas, esteras y herramientas para que los damnificados reconstruyan un espacio temporal para poder vivir.
Alrededor de las 3:00 de la tarde del sábado llegó El Ejército de Salvación, representado por la Misión Caleb de la Iglesia Adventista de Ica, llevando ayuda solidaria y un mensaje de esperanza y confianza en el Supremo Hacedor.
La respuesta de lo alto fue muy rápida; pues, a las 4:15 de la tarde llegó el empresario y exregidor provincial, Francisco Javier Massa Pardo, con ayuda humanitaria, a la vez que anunció algo realmente sensacional.
Dijo que esa mañana del sábado se había comunicado con el exitoso empresario iqueño Néstor Quispe Sayritupac, radicado muchos años en Nueva York, Estados Unidos, quien le había expresado su deseo de apoyar a las seis familias damnificadas para que cuenten con nuevos módulos de vivienda.
Claro, sería ideal que Francisco Massa, quien, como abogado, empresario inmobiliario y exregidor tiene mucha experiencia en temas de saneamiento físico legal, inicie desde ahora gestiones con el alcalde de Subtanjalla, Jerónimo Farfán García, y con el COFOPRI, con la finalidad de que las humildes familias de ese sector obtengan de una vez sus títulos de propiedad y puedan así construir viviendas dignas que tengan los servicios básicos, pistas y veredas.
Esas familias se encuentran allí desde el año 1998 en que se produjo en Ica la fatídica inundación. Ninguna autoridad las reubicó y tomaron posesión por la necesidad de tener un lugar para vivir. Lamentablemente, no pueden poner un solo ladrillo porque no tienen título de propiedad. Mientras continúen así seguirán siendo presa de los incendios y de los maleantes por tener casas inseguras, conforme al drama que padecen diariamente los miles de familias de Tierra Prometida.
Los empresarios y políticos solidarios pueden llevar ayuda temporal; pero, mil veces mejor es ayudar al conglomerado de familias a obtener su título de propiedad.
El actual alcalde provincial, Carlos Reyes, y su colega “Jero” Farfán el año pasado iniciaron una cruzada para formalizar a las familias del exBanco Minero y otros sectores de Subtanjalla, después no se supo más. Sería ideal que informen a la prensa en qué situación se encuentran esos trámites.