Sexagésimo octavo aniversario de la elección de mujeres congresistas en el Perú

| Por: Miguel Arturo Seminario Ojeda

Historiador, director del Museo Electoral y de la Democracia

de la Dirección Nacional de Educación y Formación Cívica

Ciudadana del Jurado Nacional de Elecciones

El 17 de junio próximo se cumplirán 68 años de la primera participación política de las mujeres en elecciones generales, ya que ese día, en 1956, las mujeres letradas pudieron delegar poder a las autoridades nacionales del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo; finalmente fue un logro de las mujeres organizadas, que habían tropezado con los representantes de la mentalidad machista que primaba en Perú.

Son 68 años de la coronación del triunfo de una larga aspiración de las mujeres en el Perú: su reconocimiento como ciudadanas. Esa paciente lucha se inicia en el Perú en la segunda mitad del siglo XIX, cuando el senador por Ancash, ilustre médico y político residente en Lima, don Celso Bambaren Ramírez, pidió en el Congreso de la República que se otorguen a la mujer derechos en igualdad de condiciones con respecto al varón.

Era evidente la alteración de patrones de comportamiento, la cultura y la estructura de la sociedad, se rompían los paradigmas que gobernaban la vida social de los peruanos, generándose la reacción de amplios sectores de la sociedad que no estaban dispuestos a aceptar lo que consideraron un trastoque de su forma de vida, sobre todo en la política, campo reservado solo para los varones.

La histórica Ley 12391

Manuel A. Odría promulgó la histórica Ley 12391 el 7 de setiembre de 1955. Inmediatamente se anunció el registro electoral para la mujer en todo el Perú, y el Jurado Nacional de Elecciones, entonces un Poder del Estado, dio facilidades para la inscripción, calculándose que su número era igual o algo mayor al de los ciudadanos.

El triunfo de 1955, si bien está relacionado con el gobierno del general Manuel Arturo Odría, no fue este gobernante quien le dio el voto a la mujer, no fue una concesión repentina o una decisión de él, el triunfo se debió a la participación de las mujeres en la lucha que las igualó en derechos de ciudadanía con los hombres, en un mundo en el que primaba la exclusión social.

La lucha de la mujer para gozar de los derechos como el varón, que los ejercía desde hacía casi 150 años, sobre todo los alfabetos que empezaron a votar en 1809, y desde 1812 en la primera elección de alcaldes a fines del período virreinal, fue una lucha paulatina, lenta, pero se mantuvo llena de coraje y esperanza. La lucha por la ciudadanía femenina está llena de episodios que presentan a las mujeres desarrollando una serie de estrategias para alcanzar igualdad en el trato, con respecto a los varones.

El 17 de junio de 1956 y la liberación del yugo social

Si bien el 17 de junio de 1956 es un hito en la historia de la ciudadanía femenina, no se puede olvidar a las precursoras por la lucha del reconocimiento de la mujer como ciudadana, destacándose entre ellas a Zoila Aurora Cáceres, fundadora -en 1905- del Centro Social de Señoras, en Lima, con el propósito de contribuir a la educación de la mujer, al tomar conciencia de quedar en desventaja para la toma de decisiones en el mundo de la democracia, cuando se aprobara la Ley, si solo un número limitado de mujeres sabían leer y escribir.

Zoila Aurora Cáceres promovía la formación de una conciencia cívica entre todas las mujeres del Perú, no a partir de un movimiento de élite; la promoción de la mujer necesitaba de la participación y del trabajo de todas ellas en el país, y al parecer lo consiguió, ya que la conciencia de grupalización se advierte en todo el Perú.

La mujer tenía que liberarse del yugo familiar y del yugo social; en las casas, las mujeres estaban destinadas principalmente a las tareas domésticas, a los trabajos para cuyo rol se les preparaba desde niñas, como se advierte incluso en las rondas infantiles, internalizadas vía el proceso de socialización.

Hoy los roles son compartidos entre varones y mujeres, ya no se es protagonista de un universo cargado de estigmas para las mujeres; hoy existe un mundo donde gradualmente se elimina la exclusión social y se actúa motivados por valores de igualdad, libertad, respeto y tolerancia, acorde a como lo exige la dinámica de la sociedad en estos momentos.

En esos años de lucha no votaban las mujeres de todo el país, ni las letradas, tampoco las de estratos socioeconómicos altos, ni las costeñas y las católicas, no votaba nadie del sexo femenino, al margen de ser pobres, analfabetas, serranas o pertenecientes a un credo no católico; por eso es que, en un solo propósito, las mujeres inician una lucha en la que contaba la aspiración universal de ser ciudadanas con todos sus derechos.

Luchadoras, candidatas y ganadoras

Una luchadora por los derechos de la mujer fue la chinchana María Jesús Alvarado Rivera, sobre quien hemos escrito en este medio periodístico impreso, mujer de empuje, quien en octubre de 1911 planteó en una conferencia la igualdad de derechos civiles y políticos para la mujer, frente a un público masculino, en la Sociedad Geográfica de Lima. Estuvieron en este camino, Magda Portal, Ángela Ramos, Esther Festini de Ramos Ocampo, Angélica Palma, Dora Mayer, Mercedes Cabello de Carbonera y Elvira García y García, Flora Tristán y Clorinda Matto de Turner, entre otras.

Otorgar derechos ciudadanos a la mujer significaba el aumento de la masa electoral y un nuevo ritmo y fisonomía en la vida política nacional. En este contexto, son varias las agrupaciones de mujeres, vinculadas al quehacer político, que se orientaban al reconocimiento de la mujer como ciudadana.

En 1955 y 1956, no fueron pocas las seleccionadas en diversas agrupaciones políticas para la competencia electoral de 1956; 30 peruanas aspiraron a ocupar una curul en el Congreso de la República, 28 postularon para diputadas y solo 2 para senadoras, llegando 8 a la cámara baja y 1 a la cámara alta.

Las mujeres candidatas en 1956 fueron, por los departamentos de Ancash: Margarita Sánchez Figueroa, Lola Blanco Montesinos de La Rosa Sánchez, Rosa A. Sotomayor de Checa y Beatriz Castillo La Rosa Sánchez. Por Arequipa: Juana N. Álvarez Del Carpio, Hermelinda Morante de Vera y Frida Borja de Pretto. Aspiró a ser congresista en Ayacucho, Esther Parodi de Jáuregui; y en Cajamarca: Irene Silva de Santolalla y Teresa Guerra García Cueva.                                       

Por el Cusco postularon Esther Carreño de Abrill Ferro y Rosa Lasanta de San Martín; en Junín se propusieron, y lo lograron, María Eleonora E. Silva Silva y Alicia Blanco Montesinos. En La Libertad hubo 4 candidatas: Amable León de Flores, María Mercedes Colina de Gotuzzo, Rosa J. Estrada Alva y Sara A. Llosa y López Lavalle.              

En Lima el número fue mayor: Lucila Valdez de Ducastaing, Victorina Prieto de Manrique, Manuela C. Billinghurst López, Esther M. Allison Bermúdez, Gabriela O’ Connor de Escajadillo, y, Matilde Pérez Palacio Carranza. Por Loreto postularon: Juana Ubillús de Palacios y Emilia Barcia Bonifatty; por Piura: Carlota Ramos de Santolaya, y, Josefina Ramos de Cox; mientras que por Puno lo hizo Rosa Gutiérrez; y por el Callao Blanca Puertas de Chávez.

El 17 de junio resultaron ganadoras las diputadas Matilde Pérez Palacio, Manuela Candelaria Billinghurst, Lola Blanco de la Rosa Sánchez, Alicia Blanco Montesinos, Eleonora Silva Silva, María Mercedes Colina Lozano de Gotuzzo, Juana Ubillús de Palacios, Carlota Ramos de Santolaya; y senadora por Cajamarca, Irene Silva de Santolalla.    

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