El Bicentenario de la Batalla de Junín

Por: Miguel Arturo Seminario Ojeda

Historiador, director del Museo Electoral y de la Democracia

de la Dirección Nacional de Educación y Formación Cívica

Ciudadana del Jurado Nacional de Elecciones

La conmemoración del Bicentenario de la batalla de Junín ha sido motivo de diferentes actividades, con las que se ha rememorado este suceso trascendente para la historia de Hispanoamérica y de conocimiento mundial, ya que entre sus protagonistas hubo peruanos, americanos en general y europeos.

En este sentido, el Centro de Estudios Histórico Militares del Perú, en coordinación con otras instituciones cívico patrióticas, ha venido desarrollando un conjunto de actividades, como ciclos de conferencias y develación de óleos que se relacionan con esta efeméride que, junto con la de Ayacucho, le dan nombre al año en curso en el Perú.

Por su parte, el Jurado Nacional de Elecciones, máximo organismo electoral en el Perú, en coordinación con la Biblioteca Nacional del Perú y el Centro de Estudios Histórico Militares del Perú, inauguraron el 10 de julio pasado la exposición itinerante “Junín y Ayacucho en la memoria colectiva: Evocación del Bicentenario”, en la que se expone parte del patrimonio cultural del Fondo Museográfico del Jurado Nacional de Elecciones y de la Pinacoteca del CEHMP.

La conmemoración por el Bicentenario de la Independencia terminará este año, considerándose algo muy especial para el 6 de agosto del 2024, teniendo en cuenta que los peruanos rememoran esa fecha trascendente en la historia nacional, día de la Batalla de Junín, que ya fue conmemorada -con la magnificencia correspondiente- en su centenario y sesquicentenario.

El hecho histórico

El hecho histórico, asociado a la guerra que por la independencia libraron los peruanos contra las fuerzas realistas, apoyados por el ejército que vino al Perú con el general San Martín, y el que llegó posteriormente con el general Simón Bolívar, es un suceso que está en la memoria colectiva, no solo por ser una victoria como la de Ayacucho, sino porque ambos encuentros con carácter de batallas fueron decisivos en la guerra que se libraba, pese a la propuesta del general San Martí por evitarla, cuando conferenció con el virrey José de la Serna, en 1821.

En este acontecimiento del 6 de agosto de 1824, participaron peruanos de todas las sangres y de todas las regiones, los hubo de la costa, de la sierra y de la selva, entre ellos varios iqueños. Con esta victoria de Junín se llenó de entusiasmo todo el Perú, ya iban cuatro años de guerra y era un gran deseo de todos los peruanos que todo este episodio terminara cuanto antes para continuar con esa patria libre y soberana, como se había proclamado el 28 de julio de 1821.

El general San Martín gobernó el Perú como Protector de la Libertad, y tras su retiro en septiembre de 1822, un año después, por convocatoria del Congreso, el general Simón Bolívar llegó al Perú en 1823, a un país donde los realistas estaban atrincherados en la sierra sur y central, el ejército de Bolívar llegaba a más de 10,000 hombres, entre colombianos y peruanos, casi 1,000 chilenos y unos pocos argentinos. Los realistas estaban dispersos desde el valle del Mantaro hasta la actual Bolivia, en el Alto Perú.

En esos momentos hubo desencuentros entre los realistas, que se tradujeron en discrepancias insalvables; no se ponían de acuerdo con respecto a sus estrategias. El virrey La Serna se encontraba en el sur cuando en el Alto Perú se levantó el general realista Olañeta, por lo que el virrey mandó a combatirlo a un ejército al mando de Jerónimo Valdez, siendo esto favorable para los patriotas, ya que eso resultaba una merma entre el número de realistas a enfrentar en la zona del Mantaro.

El general Bolívar, en conocimiento de las ventajas que se le presentaban, ordenó la marcha al centro en junio de 1824; enfiló su ejército con la intención de aislar a las fuerzas realistas del general José de Canterac, que comandaba el «Ejército del Norte». De este modo, cruzaron la cordillera andina, 8,000 soldados y casi 1,500 montoneros que habían actuado a través de guerrillas, jugando un papel como el que mereció, años antes el reconocimiento del general San Martín.

La batalla de Junín

La batalla tuvo como escenario la pampa de Junín o Meseta de Bombón, muy cerca del lago Junín o Chinchaycocha. Se combatió con armas blancas y caballería, terminando con gravísimas consecuencias para los realistas que vieron desaparecer a su llamado Ejército del Norte, cuyo cuartel estaba en Azapampa, muy cerca de Huancayo. Durante su retirada, los realistas dejaron abundante material bélico y caballos, que favoreció a los patriotas. Asimismo, fueron muchos los realistas que después de la batalla de Junín pasaron a las filas patriotas.

El memorable 6 de agosto de 1824, el Ejército del Norte de José Canterac evitaba el combate con el ejército de Bolívar, que estaba a la altura de Rumichaca, observando al ejército realista en retirada aproximándose a la llanura de Junín. Combatió el Ejército Unido Libertador, con Simón Bolívar como comandante en jefe. La caballería estaba al mando de Mariano Necochea.

Participaron 2 escuadrones de Granaderos de Colombia, 3 escuadrones de Húsares de Colombia, 1 Escuadrón de Granaderos a Caballo de los Andes, 3 escuadrones de Húsares del Perú, Infantería, la 1º División de Colombia (Lara), el Batallón Vencedores, el Batallón Batalla Pantano de Vargas, el Batallón Rifles y la 2º División de Colombia.

Con ellos, los Batallones Bogotá, Voltígeros, Pichincha, y Caracas, la División del Perú comandada por José de La Mar, el Batallón de la Legión Peruana, el Batallón de Línea número 3 del Callao, el Batallón de Línea número 2 de Trujillo, el Batallón de Línea número 1.

El 2 de agosto, el Libertador Simón Bolívar pasó revista a su ejército en el llano de Rancas, donde los soldados y la oficialidad escucharon esa conocida proclama: ¡Soldados! Vais a completar la obra más grande que el cielo ha encomendado a los hombres: la de salvar un mundo entero de la esclavitud.

¡Soldados! Los enemigos que van a destruir se jactan de catorce años de triunfos. Ellos, pues, serán dignos de medir sus armas con las de ustedes que han brillado en mil combates.

¡Soldados! El Perú y la América toda aguardan de ustedes la paz, hija de la victoria, y aún la Europa liberal les contempla con encanto porque la libertad del Nuevo Mundo es la esperanza del Universo. ¿La burlareis? No. No. Vosotros sois invencibles.

Con estas palabras, sonoras en una arenga inolvidable, Simón Bolívar multiplicó el deseo de combatir de los patriotas, hablaba como un americano dirigiéndose a otros americanos y algunos extranjeros que deseaban la libertad del continente. Les hizo saber que él confiaba en sus habilidades y destrezas, y que estaba seguro que terminarían en una gran victoria, porque no iban a defraudar a su patria.

Lo acontecido el 6 de agosto de 1824 se quedó para siempre en la memoria colectiva, pues casi no hay lugar en el Perú donde no se evoque esta gesta, dando nombres a plazas, calles o avenidas. En Ica, la calle Junín se llama así por la victoria patriota; también existe la calle Bolívar en esta localidad, como están estos nombres en todo el Perú.

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