A 203 años de la primera interpretación pública del Himno Nacional del Perú

| Por: Miguel Arturo Seminario Ojeda

Historiador, director del Museo Electoral y de la Democracia

de la Dirección Nacional de Educación y Formación Cívica

Ciudadana del Jurado Nacional de Elecciones

Los iqueños siempre estuvieron presentes en la historia de la independencia del Perú. Hombres y mujeres dejaron huellas imborrables, como lo hemos publicado en algunos artículos, uno de ellos dedicado al autor de la música del Himno Nacional de nuestra patria, don José de la Torre Ugarte.

La presencia del Ejército Libertador en Ica marcó un momento decisivo en la historia nacional; los hombres de la libertad -entre peruanos y procedentes de otros países- desembarcados en Pisco el 8 de setiembre de 1820, es un episodio parte de la memoria colectiva de todos los iqueños y de todos los peruanos.

El 23 de setiembre de 2024, con un gran concierto de gala organizado por el Proyecto Especial Bicentenario del Ministerio de Cultura, la Municipalidad Metropolitana de Lima, el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y la Fundación por el Perú, se conmemoró el ducentésimo tercer aniversario de la primera interpretación del Himno Nacional del Perú, canción patria asociada a sus creadores José Bernardo Alcedo y José de la Torre Ugarte.

Como lo hemos reiterado más de una vez, hay fechas históricas que, por su significado muy hondo, no solo se registran en los anales de la Historia sino que se quedan para siempre en la memoria colectiva de todas las generaciones, que al paso del tiempo siguen trasmitiendo la lección aprendida y engarzan los nombres notables en la mente de las nuevas generaciones, como el nombre de Rosa Merino, la soprano que interpretó por primera vez el Himno Nacional del  Perú, y que falleciera el primero de enero en 1868.

El pasado 2019, mientras visitábamos nichos de piuranos trascendentes en el Cementerio Presbítero Maestro de Lima, en compañía de Luis Ernesto Mendoza Ramírez, presidente de la Asociación Cultural Tallán, encontramos en el camino, en el cuartel Santa Ana, el nicho de Rosa Merino, a quien con toda seguridad, de no ser por los tiempos de pandemia, habríamos ido a llevar unas flores, recordando en el Bicentenario del Himno Nacional a esta peruana notable que flota dentro de la historia del Perú.

Los rasgos de su vida los hemos extraído de su biografía publicada en internet y en la Enciclopedia Ilustrada del Perú, de Alberto Tauro del Pino, en la que se señala como fecha de fallecimiento el 13 de enero de 1868 y no el primer día de ese mes. En el árbol genealógico del presidente Manuel Antonio Arenas Merino, publicado por Raúl Antonio Alvistur Trigo, señala también que el deceso fue el 1 de enero de 1868.

Lo cierto es que la fama de la recordada soprano fue anterior a la de su interpretación del Himno Nacional del Perú, gozando de un temprano prestigio desde 1812, cuando integraba la Compañía Lírica de Andrés Bolognesi. Poco después de la proclamación de la independencia del Perú, y ante la convocatoria que hiciera el general San Martín para dar una canción patria al Perú, fue ella quien interpretó el Himno Nacional.

La interpretación oficial fue el 23 de setiembre de 1821, en presencia del general San Martín, en acto llevado a cabo en el futuro Teatro Nacional; desde entonces, su nombre estuvo destinado a quedarse para siempre en la historia, al lado del de José Bernardo Alcedo y de José de la Torre Ugarte, cada vez que se hable del Himno Nacional del Perú.

Los restos de ambos autores se encuentran en el Panteón Nacional de los Próceres, Santuario Patriótico bajo responsabilidad del Centro de Estudios Histórico Militares del Perú, que preside el general Juan Urbano Revilla. Los restos de ambos creadores son visita obligada en el recorrido por el interior del Panteón Nacional de los Próceres, encontrándose en la Cripta destinada a estos Beneméritos de la Patria.

En las dos ediciones de mi libro El Reposo de los Héroes: del Presbítero Maestro al Panteón Nacional de los Próceres, he publicado la biografía de los autores de la letra y de la música de nuestra Canción Patria, y constantemente visito el Santuario Patriótico donde descansan sus restos, admirado siempre de estos creadores, cuya memoria será imperecedera.

Sabemos que Rosa Merino fue casada con el médico cirujano español Francisco Agustín Arenas, con quien procreó a su hijo Manuel Antonio Arenas Merino, que llegó a ser Gobernante del Perú en 1881, al asumir la Presidencia del Consejo de Ministros y encargado del Poder Ejecutivo, como hemos leído en su biografía publicada por Diego Lévano Medina, el año 2021, en el libro Presidentes y Gobernantes del Perú Republicano, editado por la Municipalidad Metropolitana de Lima.

Pasada la pandemia, y considerando que la conmemoración del Bicentenario de la Independencia Nacional se conmemorará hasta fines de 2024, el 23 de setiembre, hace dos días, se rindió homenaje a José Bernardo Alcedo, a José de la Torre Ugarte y a Rosa Merino, un justo homenaje que reclamaba su memoria tras 203 años de la interpretación del Himno Nacional.

En el acto que colmó la platea y los palcos del Teatro Segura, estuvieron presentes miembros del Poder Ejecutivo y Legislativo, así como de la Municipalidad Metropolitana de Lima, y representantes de las más visibles instituciones cívico patrióticas de la Capital de la República.

Revistió un significado especial la presencia de los descendientes de los autores del Himno Nacional y de Rosa Merino, tanto como de Claudio Rebagliati, el restaurador del Himno Nacional. Y, de igual manera, la entonación de la canción popular “La chicha”, La Rapsodia del Himno Nacional, y otros temas que estremecieron el alma y el sentimiento patriótico de todos los asistentes.

En el desarrollo del programa se hizo notar los hitos principales de la creación y modificaciones de la letra del Himno, como la estrofa apócrifa que se convirtió en la primera, desde 1840, y que fue suprimida de cantarse en el siglo XXI, al considerar que los peruanos no estuvieran quietos frente al dominio hispano y, por el contrario, desde 1532 expresaron un rechazo a la conquista española, como se destaca en una gran placa en el Panteón Nacional de los Próceres, develada siendo presidente del Centro de Estudios Histórico Militares del Perú, el general Herrmann Hamann Carrillo.

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